El pensamiento y la reflexión que han encaminado la labor académica de la Facultad de Filosofía y Letras han generado un legado imborrable. Al arribar a su 50 aniversario, este compromiso con la excelencia se revalida, y así quedó plasmado en la actividad de celebración, que se llevó a cabo el 24 de octubre.
En un emotivo acto, realizado en un auditorio Clodomiro Picado Twight pletórico, autoridades de la Facultad, académicos, exprofesores, personal administrativo y estudiantes tuvieron un encuentro cercano con la historia, que por décadas ha fomentado el análisis crítico de la sociedad y de la formación de generaciones de profesionales que han hecho un aporte significativo a la consolidación del Estado costarricense.
Es una labor encomiable, destacaron las autoridades de la Facultad, pues ni aun ante las arremetidas que desde diversos sectores se han impulsado para desacreditar las humanidades y las ciencias sociales en su generalidad, esta Facultad bajó los brazos; por el contrario, supo ser una voz autorizada para responder a las principales necesidades que afronta la sociedad.
Bien conoce de esto la exrectora de la Universidad Nacional (UNA) ,Sonia Marta Mora, quien empezó su carrera en la institución, primero como docente en la Escuela de Literatura y Ciencias del Lenguaje, formando a profesores.
En un repaso histórico, la exrectora destacó pasajes que constituyeron la realidad de la Facultad, hoy día. “En aquellos primeros años, la Facultad de Filosofía y Letras era heredera de una rica tradición académica, al tiempo que se iba estructurando, dando forma a su visión. Esa tarea inaugural ocurría en el seno de una universidad vibrante. Inolvidables fueron aquellos vivos debates donde con la participación de destacados intelectuales le dieron a esta casa de estudios un sello inconfundible”, relató.
Iniciaba labores la Universidad Nacional y en aquel entonces era imperativo generar una propuesta pedagógica que atendiera la necesidad de formación integral de profesionales que supieran interpretar la realidad y realizar propuestas para construir una sociedad más justa e igualitaria.
Entonces, la Facultad de Filosofía y Letras se erigió como un faro de conocimiento ante esa demanda insatisfecha. Con el pasar de los años, las tendencias y los cambios sociopolíticos, se hacía necesaria la reflexión, que debía ser constante, así como los intercambios interdisciplinarios entre sus propias unidades académicas y con otras facultades.
Ese espíritu visionario, innovador y programático, acompaña a esta Facultad, al cabo de estas cinco décadas de aporte académico. “Hemos hecho cambios y ajustes, de acuerdo con la realidad nacional, bajo lo que el propio fundador de la UNA, Benjamín Núñez, señalaba en el sentido de que la Universidad nunca se termina de construir. Proyectamos además entregar el pendón para que las próximas generaciones sigan abriendo el camino de construir una cultura más libre, más solidaria, más justa y democrática”, manifestó la decana de la Facultad, Bibiana Núñez.
Aporte necesario
La vicerrectora adjunta, Marianela Rojas, manifestó que el posicionamiento que ha alcanzado el país en materia de derechos humanos, reconocido incluso a nivel internacional, no es obra de la espontaneidad, sino del constructo que se ha forjado a partir de las comunidades de intelectuales, académicos y estudiantes, en el análisis, estudios, pensamiento y escritura de prácticas sociales. “Se trata de recorridos fundacionales e históricos que se han convertido en un aporte necesario para el país. Contar con más de 600 programas y proyectos académicos dan realce a la labor que desde esta Universidad en su conjunto y, desde esta Facultad, se han venido desarrollando”.
Rojas destacó la constitución del Instituto de Estudios de la Mujer (IEM), como un avance en la materia de equidad de género, desde el análisis de las causas que han determinado la desigualdad en este campo y del logro que ha representado contar con una Política de Igualdad y Equidad de Género (PIEG) aplicable a toda la institucionalidad universitaria.
También resaltó al Instituto de Estudios Latinoamericanos (Idela) como un logro fundamental en la educación y formación en derechos humanos, en la búsqueda incesante de la paz y en la determinación de propuestas de solución a problemas que aquejan a la región.
Junto con estos institutos, la Facultad se consolida con las cuatro unidades académicas que la conforman: Escuela de Literatura y Ciencias del Lenguaje, Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión, Escuela de Filosofía y Escuela de Bibliotecología, Documentación e Información.
Durante la actividad se hizo entrega de reconocimientos a personal administrativo y académicos de la Facultad que han laborado durante décadas y que han sido un eslabón fundamental para el éxito acumulado en estos 50 años.
La historia se esta Facultad comienza a reescribirse a partir de este momento. Sus letras doradas son huella imborrable que marcan la ruta hacia los nuevos desafíos, presentes y futuros, sobre los cuales, ya se está transitando.
