La suma de cuatro factores que ya se asoman en el panorama nacional podrían detonar la aparición de partidos políticos de extrema izquierda o de derecha, o de ideas que comulguen con estas ideologías.
La cercanía del periodo electoral para elegir presidente, vicepresidentes y diputados en Costa Rica, a partir del 1º de octubre, abre este debate. Aunque en el papel ninguno de los partidos inscritos ante el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) se identifica bajo el alero de un extremismo, algunas de sus ideas podrían ser caballo de batalla de algunas agrupaciones y sus candidatos, para atraer votantes.
Esta es una posición que no descarta José Andrés Díaz, coordinador del programa Umbral Político del Instituto de Estudios Sociales en Población (Idespo) de la Universidad Nacional (UNA). A pesar de ello, considera “difícil” que ideas o ideologías vinculados con polos extremos logren adeptos en una nación cuyos habitantes tradicionalmente se han identificado con partidos más de centro, con una leve inclinación hacia la derecha.
Al 2023 los electores en Costa Rica tenían una posición promedio de 5.81 (donde 10 es de apoyo a partidos de derecha y 1 a partidos de izquierda). Es una calificación que no ha variado mucho en los últimos 12 años; incluso, si se considera que en el 2013 el promedio fue de 5.01, de acuerdo con datos aportados por Díaz.
Factores
Sin embargo, y en alusión a la frase de que “en política cualquier cosa puede pasar”, existen elementos que son semilla para la aparición de ideas alineadas al extremismo: uno de ellos es la polarización social.
“La polarización facilita y abre la puerta hacia cualquiera de los espectros. Esto pasa porque las personas se vuelven más intransigentes, se hace más difícil negociar o llegar a consensos; comenzamos a ver al otro o al que piense distinto a nosotros como el enemigo y es un fenómeno que estamos viendo en Costa Rica que se ha acrecentado de una década hacia atrás”, reflexionó José Andrés Díaz.
El más reciente informe del Programa Análisis de Coyuntura de la Sociedad Costarricense de la Escuela de Sociología de la UNA lanza una alerta en el mismo sentido, a propósito del inicio de la contienda electoral. Los investigadores de dicho programa consideran que la incertidumbre y la confrontación se podrían intensificar, dadas las limitaciones del Gobierno para alimentar la confianza y la estabilidad que requiere el país.
Esa polarización la podrían aprovechar los grupos que alienten discursos extremistas poco usuales en el país. El segundo factor tiene que ver con las condiciones económicas de una nación. “Costa Rica es un país de ingreso medio, pero muy caro en la región, y las personas no viven en las condiciones que reflejan la realidad local”, explicó el académico del Idespo-UNA.
En general, la desigualdad económica que se traduce en una mayor inequidad social genera frustración y enojo en las personas que pueden sentirse atraídas por discursos radicales en plena época electoral.
El tercer factor es el propio desencanto que la ciudadanía puede sentir hacia la clase política del país. “Hay un discurso en Costa Rica que ha calado y que me parece terrible: que todo político es malo y que si alguien quiere incorporarse en la política es porque se trata de una persona corrupta o tiene un interés. Eso lleva a otro mensaje que ya hemos escuchado aquí: los partidos no son necesarios”, explicó Díaz.
Esto entraña un gran riesgo para la democracia, de acuerdo con el experto, y se trata de la pérdida de la visión de la política como un elemento colectivo, donde un grupo nutrido de personas hace aportes, se establece un estatuto y se elige a un candidato. Ese colectivo tendrá la responsabilidad de dar seguimiento a las acciones que ejecute la persona electa y llamarlo a cuentas en caso necesario. “Eso se pierde con el vaciamiento de los partidos, aquellos llamados ‘taxi’, donde no existe tal cohesión”.
El académico estima que los partidos deben ser estructuras que funcionen los 365 días al año y no solo para un proceso electoral; requieren que tengan sus comisiones establecidas, con una revisión constante de lo que ocurre en el país, que plantee propuestas de acuerdo con su carta ideológica, que redacte proyectos de ley y mantenga una cercanía con sus bases.
El cuarto factor representa la principal preocupación de los costarricenses hoy día, según lo han determinado estudios de opinión del Idespo-UNA y del CIEP de la UCR: la inseguridad. De por medio, pueden surgir figuras e ideas mesiánicas que ofrecen al electorado una solución al problema. “Pueden resaltarse ideas de mano dura, de que yo puedo meterlos todos a la cárcel, por ejemplo. Es un discurso muy atractivo cuando la población está desencantada y vive con miedo”.
En un contexto donde la fragmentación es cada vez más usual entre el electorado costarricense, los partidos extremistas o con ideas totalitarias apuntan a la que pueda ser la “minoría más grande” que aglutine a personas desencantadas o identificadas con los factores mencionados y que puedan darle el apoyo necesario para asumir un Gobierno. En criterio de Díaz, estos partidos no llegan al poder con una alta legitimación popular, pero sí con la suficiente para ganar una elección.
Realidad mundial
Aunque en Costa Rica no hay visos de partidos de extrema izquierda o derecha, en América Latina y en otras latitudes sí se remarca esa posición. Chile es un ejemplo de ello: en la elección presidencial de noviembre participan partidos como Igualdad y Unión Patriótica (de extrema izquierda) o Nacional Libertario, que representa a una ultraderecha libertaria.
Asimismo, se presenta el caso de Bolivia, donde recientemente se creó EVO Pueblo (Estamos Volviendo Obedeciendo al Pueblo), con la figura del expresidente Evo Morales a la cabeza, y se identifica como la extrema izquierda.
En Europa los más comunes han sido los movimientos políticos de extrema derecha, como ocurre en España con Vox, en Alemania con Alternativa para Alemania (AfD) o en Francia con Reagrupación Nacional (RN).