Alrededor de 15 personas participaron en un seminario-taller para utilizar los insectos acuáticos como indicadores de la calidad del agua de los ríos. Funcionarios de distintas instituciones podrían establecer alianzas para el monitoreo de los ríos el GAM.
Durante 24 y 25 de junio se impartió el seminario- taller sobre el uso de insectos acuáticos como bioindicadores de la calidad del agua, dirigido a funcionarios de instituciones como municipalidades, ASADAS y empresas que administran el recurso hídrico, con el objetivo de mostrarles una herramienta práctica para el monitoreo.
“Este curso es para darles principios básicos para el monitoreo, pero lo más importante es que tengan la oportunidad de ir al río, ponerse las botas, mojarse, conocer el procedimiento de primera mano, es una experiencia práctica novedosa”, comentó Carlos Esquivel, coordinador de la actividad.
En el curso participaron alrededor de 15 personas de la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH), las municipalidades de Santa Ana, Pavas, Moravia, Brava, Sata Bárbara, la Unión de Cartago, las ASADAS de Concepción y Carrizal y funcionarios del Ministerio de Salud de Tibás, entre otros.
¿Cómo se hace?
Para realizar este monitoreo, de acuerdo con Esquivel, necesita una bandeja plástica, un pincel, una red para acuario y tres frascos con alcohol de 80 grados.
“Debemos tomar muestras de tres micro hábitats: donde se agrupan las hojas que caen de los árboles, la arena debajo de las piedras y del agua estancada. El objetivo es colocar los insectos hallados en cada micro hábitat por separado para luego llevarlos al laboratorio”.
Una vez en el laboratorio los insectos colectados y clasificados. De acuerdo a sus características se conoce las necesidades de cada uno de ellos para sobrevivir y así se determina la calidad del agua.
“Estoy muy sorprendida por lo que he aprendido, sólo son unas ideas básicas pero es una gran enseñanza saber que el mismo río nos da los elemento para saber la calidad de sus agua”, comentó Franciny Carballo, de la ASADA de Concepción.
Para Cristian Richmond de la municipalidad de la Unión de Cartago, esta es la base para aplicar un monitoreo en el acueducto. “Creo que es una técnica más barata y lo más importante tenemos la asesoría de la Universidad Nacional para apoyarnos en el momento en que podamos iniciar un proyecto de monitoreo continuo.
De acuerdo con Ana Isabel Barquero, coordinadora del Programa Interdisciplinario de Investigación y Gestión del Agua (PRIGA-UNA), esta es una oportunidad de involucrar a las personas de otras instituciones en el cuido del agua, además de establecer alianzas de trabajo con miras al monitoreo de los ríos y quebradas del Gran Área Metropolitana.
“Este curso es para darles principios básicos para el monitoreo, pero lo más importante es que tengan la oportunidad de ir al río, ponerse las botas, mojarse, conocer el procedimiento de primera mano, es una experiencia práctica novedosa”, comentó Carlos Esquivel, coordinador de la actividad.
En el curso participaron alrededor de 15 personas de la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH), las municipalidades de Santa Ana, Pavas, Moravia, Brava, Sata Bárbara, la Unión de Cartago, las ASADAS de Concepción y Carrizal y funcionarios del Ministerio de Salud de Tibás, entre otros.
¿Cómo se hace?
Para realizar este monitoreo, de acuerdo con Esquivel, necesita una bandeja plástica, un pincel, una red para acuario y tres frascos con alcohol de 80 grados.
“Debemos tomar muestras de tres micro hábitats: donde se agrupan las hojas que caen de los árboles, la arena debajo de las piedras y del agua estancada. El objetivo es colocar los insectos hallados en cada micro hábitat por separado para luego llevarlos al laboratorio”.
Una vez en el laboratorio los insectos colectados y clasificados. De acuerdo a sus características se conoce las necesidades de cada uno de ellos para sobrevivir y así se determina la calidad del agua.
“Estoy muy sorprendida por lo que he aprendido, sólo son unas ideas básicas pero es una gran enseñanza saber que el mismo río nos da los elemento para saber la calidad de sus agua”, comentó Franciny Carballo, de la ASADA de Concepción.
Para Cristian Richmond de la municipalidad de la Unión de Cartago, esta es la base para aplicar un monitoreo en el acueducto. “Creo que es una técnica más barata y lo más importante tenemos la asesoría de la Universidad Nacional para apoyarnos en el momento en que podamos iniciar un proyecto de monitoreo continuo.
De acuerdo con Ana Isabel Barquero, coordinadora del Programa Interdisciplinario de Investigación y Gestión del Agua (PRIGA-UNA), esta es una oportunidad de involucrar a las personas de otras instituciones en el cuido del agua, además de establecer alianzas de trabajo con miras al monitoreo de los ríos y quebradas del Gran Área Metropolitana.
