Expertos del OVSICORI recomiendan no bajar la guardia ante la relativa tranquilidad del volcán Arenal, ya que dos años de inactividad no garantizan que de un momento a otro el coloso no pueda reanudar su potencial sísmico y magmático.
Quienes vivieron la fatídica mañana del 29 de julio de 1968, día en que el volcán Arenal despertó abruptamente al poblado de La Fortuna de San Carlos, dejando a su paso una estela de destrucción y dolor, no pueden creer que 45 años después, este imponente coloso se encuentre en una etapa de “inofensiva actividad”; sin embargo los expertos recomiendan no bajar la guardia y guardar la distancia ante su relativa tranquilidad.
Todo parece indicar que más de 40 años de fuerte actividad sísmica y magmática le están pasando la factura al volcán Arenal, pues según los vulcanólogos del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica de la Universidad Nacional (OVSICORI-UNA) un volcán de subducción con características similares al Arenal no duraría en erupción tanto tiempo.
Geoffroy Avard, coordinador del vulcanología del OVSICORI-UNA, explicó que no deberíamos cuestionarnos por qué se apagó, sino no por qué duró tantos años activo. Según el experto un volcán de subducción tiene un promedio de vida eruptiva que la mayor parte del tiempo no supera los 20 años, como por ejemplo la isla de Monserrat, cerca de Puerto Rico, cuyo volcán se encuentra tranquilo después de 15 años de actividad, así como otros colosos de Costa Rica (Poás 1953-55, Irazú 1963-65).
Avard comentó que en la actualidad el Arenal está en un periodo activo de reposo, en comparación con su actividad de hace 42 años. “Aunque presente dos años de inactividad no es señal clara que de un momento a otro pudiera reanudar su potencial sísmico y magmático”, detalló Avard. “Lo que un volcán como el Arenal hizo una vez, es probable que se pueda repetir”, añadió el especialista.
El vulcanólogo agregó que si el volcán se activara podría presentar una fuerte erupción para reabrir de nuevo su conducto. Aunando a esto ve sumamente peligroso que las personas intenten escalar las paredes del coloso, ya que existe material inestable en la parte alta del volcán, también fumarolas a temperaturas de más de 150 grados y aunque en menor densidad la presencia de gases como el dióxido de azufre.
En relación con las aguas termales que recorren varios causes cercanos y algunos centros turísticos de la zona, Avard resaltó que estas aguas no perderán su propiedad termal, incluso si el magma en la corteza se enfriara sería un proceso muy lento que podría demorar siglos a miles de años.
Un estudio elaborado por el vulcanólogo Rodolfo Van der Laat, detalla que antes de 1968 el Arenal era un estratovolcán de forma cónica casi perfecta construido por capas alternas de ceniza volcánica y lapilli angular, coladas de lava de tipo Aa y en bloques y por depósitos de nubes ardientes con bloques y ceniza.
Después de 500 años el Arenal dejó su estado latente y despertó en julio de 1968 a uno de los capítulos más lamentables de nuestra historia reciente en cuanto a calamidades naturales.
La formación de al menos, 4 cráteres laterales produjo una serie de explosiones dirigidas que arrasaron Km. de bosque virgen y un par de comunidades lecheras y agrícolas que se localizaban en la zona de influencia de actividad. Unas 90 personas fallecieron y las pérdidas materiales fueron incalculables.
