Please ensure Javascript is enabled for purposes of website accessibility

Archivo de la noticia: Agosto 2013


Cuando juega la falta de convicción

 

El psicólogo del deporte y director de la CIEMHCAVI, Pedro Ureña, analiza los aspectos psicológicos que pudieron influir en la derrota del Club Sport Cartaginés.


 

Al parecer el Club Sport Cartaginés tenía todo su a favor para campeonizar en el torneo nacional de fútbol de primera división: un excelente desempeño a lo largo del torneo de verano, ganó el primer partido de la final 3-1 y sobre todo, contaba con el respaldo de una afición esperanzada en romper con una racha de más de 70 años de no levantar el máximo galardón.

Sin embargo, en el partido decisivo, frente al Club Sport Herediano, la historia sería otra. La ruleta rusa de los tiros desde el punto de penal se encargaría de alargar el septuagenario de no levantar una copa de campeón, específicamente desde 1940.

¿Qué pasó en realidad?, ¿por qué el cartaginés no dominó el partido final frente al Herediano?, ¿qué elemento desconcentró a sus jugadores?, ¿qué tanto pesan las famosas maldiciones? Estas y otras interrogantes se hicieron esa noche las huestes del Cartaginés.

Son varias las posibles causas que influyeron en la derrota del Club Sport Cartaginés en la final del torneo de verano 2013: el manejo inapropiado de la presión interna y externa de cada jugador, así como del equipo y la afición, la carencia de autoeficacia y convicción, el peso de las creencias irracionales como la historia del muñeco y la maldición de un sacerdote. Además, la mentalidad de llegar a un partido a no querer perder, frente a un rival que sí llegó a ganar.

Pedro Ureña, psicólogo deportivo y director de la Escuela de Ciencias del Movimiento Humano y Calidad de Vida de la Universidad Nacional (CIEMHCAVI-UNA) analizó estos aspectos psicológicos que pudieron influir en la derrota del equipo brumoso.

Ureña comentó que un deporte de alto rendimiento como el fútbol, tiene una serie de elementos que se potencian cuando se trata de una final, pues se trata de un encuentro diferente.

“En esas instancias se exacerban factores de tipo físico, técnico, táctico, psicológico y sociológico especialmente porque no hay un más allá; solo quedan dos opciones: se es campeón o no y se cierra un período específico de competencia, esto genera en el jugador una gran presión que proviene de sí mismo y de toda una afición que desea ver a su equipo campeón”, explicó.

Según el especialista hay dos factores que influyen desde el punto de vista psicológico: la capacidad que tiene el equipo para manejar colectivamente la presión interna y externa y la capacidad individual que posee cada jugador para afrontar de manera adaptativa la presión, tanto interna como externa que experimenta. El manejo inapropiado de la presión interna, indicó, “afecta la capacidad física, técnica, psicológica y en general el rendimiento de los jugadores, así como la capacidad para trabajar de manera cohesionada y la comunicación interna del equipo”.

En cuanto a la afición, Ureña resaltó que no se puede tener control de esta, aunque pueden esperarse niveles distintos de madurez en las mismas. “Una afición acostumbrada a tener un equipo ganador, ha sido expuesta con mayor reiteración a situaciones de final, por lo que podría esperarse de ellas mayores recursos en términos de control emocional a la hora de llegar a estas instancias. Difícilmente podría esperarse esto de la afición brumosa”, resaltó. Según el histórico deportivo de Cartago y Heredia, el equipo florense acusa dos finales resientes en donde ha sido campeón, mientras que los brumosos tienen más de 70 años de no ser campeones.

“Hay instituciones cuyo historial las acredita como campeonas. Saprissa, Alajuela y Heredia son ese tipo de organizaciones deportivas exitosas que en cualquier momento pueden ganar; Cartago, por el contrario, carece de esa autoeficacia y convicción, recursos psicológicos que solo se alcanzan cuando se cosechan campeonatos”.

En ese sentido, el psicólogo deportivo añadió que en un club donde han prevalecido los fracasos no se puede esperar la consolidación de la confianza y seguridad, elementos esenciales para alcanzar el éxito deportivo.

 

“El Cartago que observamos en la final, especialmente en el segundo juego, careció de convicción, autoeficacia y seguridad en ellos mismos, a pesar de que el entrenador Javier Delgado hizo un gran trabajo inspirando al equipo y llevándolo a “creer” que podría ser campeón, aunque no bastó. Sin duda don Javier Delgado fue un buen líder para el equipo de la vieja metrópoli, logró amalgamar un colectivo hasta llevarlo a la final; sin embargo, faltó la convicción y un mayor deseo de ser campeón”, detalló Ureña.