Nadie lo pudo imaginar ni lo vio venir. Lo cierto del caso es que el papa Francisco rompió la línea protocolaria establecida y en lo que se ha determinado un “gesto inesperado” se detuvo frente al muro que divide a Israel de Palestina y permaneció allí durante cinco minutos orando.
Aquel acontecimiento del 25 de mayo del 2014 (hace ya casi una década) retrata lo que para el académico y doctor en Teología de la Universidad del Sureste de Noruega, Ole Jacob Loland, es parte de la espontaneidad y la característica singular que ha marcado a Jorge Mario Bergoglio, el 266º papa de la Iglesia Católica, electo el 13 de marzo del 2013, luego de la abdicación de Benedicto XVI.
Sobre el papel de Francisco en la iglesia y la influencia de sus acciones, así como para la presentación de su más reciente libro que analiza al apóstol Pablo de Tarso a la luz de lecturas de filósofos ateístas, Ole Jacob visitó la Universidad Nacional (UNA) por iniciativa de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión, de la Facultad de Filosofía y Letras.
Matices reformistas
Jacob ha seguido de cerca la trayectoria del primer papa latinoamericano. Desde su visión, el hecho de que provenga de esta región le ha otorgado una legitimidad especial con respecto a un papa que europeo, por ejemplo.
A lo anterior, se suma el hecho de que Francisco ha mostrado un carisma que lo hace verse más cercano a la gente, más espontáneo, con una calidad humana notoria y que, sobre todo, sabe transmitir su mensaje de la manera más amplia posible.
“Eso es lo que me fascina con un papado, el impacto que pueda tener mucho más allá de la propia Iglesia”, refiere el académico, para quien, detrás de Francisco, existe una estrategia muy bien fundamentada que permite explotar las habilidades comunicativas e inherentes de su personalidad.
Ahondando en las acciones que en esta década ha desplegado el papa Francisco, para Ole Jacob es sumamente interesante analizar su comportamiento a la luz de algunos matices que denotan la inclinación que pueda tener Su Santidad hacia los apostolados de la teoría de la liberación, corriente teológica cristiana que tuvo su origen en América Latina en la década de 1960, como un movimiento reformista y de activismo social a lo interno de la Iglesia.
“Uno de los resultados de mi investigación y que deseo compartir aquí en la Universidad Nacional, es que cuando estudias la teología del papa, más bien resultó ser un opositor de la teoría de la liberación en Argentina, nunca formó parte del grupo de intelectuales que la impulsó y nuca se le ha visto como progresista, sino más bien como conservador”, manifestó Jacod Loland.
Sin embargo, han existido lo que para este experto son “huellas” de cierto viraje en sus posturas. La condena que ha realizado hacia la indiferencia moral por la situación de las personas migrantes en Europa o de quienes buscan cruzar la frontera con Estados Unidos, la férrea crítica hacia los mercados capitalistas o su posición con respecto al cambio climático son algunas de esas señales.
En este último caso ocurre una situación singular. La publicación por parte del Papa de la exhortación apostólica Laudate Deum donde se dirige a “todas las personas de buena voluntad sobre la crisis climática”, hace una categorización del “pecado estructural” con respecto a lo que está ocurriendo actualmente en el planeta.
“Hace unas décadas, el concepto de ‘pecado estructural’ era muy controversial, al tratarse de un concepto nuevo, innovador, desarrollado a lo interno de la teoría de la liberación. Nace de la idea de que el pecado no es solo un fenómeno individual, sino de una realidad que está dentro de las estructuras de la sociedad, que requiere de un análisis científico y social para entender la naturaleza de este pecado”, indicó Olé Jacob.
La preocupación del papa con respecto a los asuntos climáticos se remonta incluso a antes del histórico Acuerdo de París del 2015, donde reconoce abiertamente la responsabilidad de los seres humanos sobre el cambio climático. Hoy día, y al cerrarse esta semana la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas (COP28) el tema sigue estando a la cabeza de las principales preocupaciones mundiales.
Otro guiño del papa hacia la teoría de la liberación ha estado claro en el discurso papal en la condena hacia al amor al dinero producto del sistema capitalista, que crea exclusiones, mayores desigualdades sociales y pobreza.
Al consultarle al académico sobre el papel de Francisco en otros temas como el abordaje de las denuncias de agresión sexual en el Vaticano o del manejo de las finanzas eclesiales, su posición es más comedida. Incluso, en temas como el reconocimiento de derechos de las personas homosexuales considera que, aunque haya lanzado atisbos de progresismo en la materia, la doctrina sigue siendo la misma, sin generarse ningún cambio.
“La teoría de la liberación sobre el género no creo que vaya a ser de aceptación por parte del Papa o de la Iglesia, que va a preferir mantenerse en sus posiciones, no plantear un diálogo al respecto”, manifestó Olé Jacob.
A pesar de ello, y desde su visión, ha sabido mantenerse al margen de situaciones que puedan dar cabida a la polémica. Parte de ello, ha sido el manejo económico en el Vaticano donde ha tomado decisiones en virtud de su experiencia como Arzobispo de Buenos Aires. Empero, su mesura le ha validad algunas críticas cuando se trata de temas de la geopolítica mundial y los conflictos armados, como la guerra entre Rusia y Ucrania.
Nuevo libro
Durante su estancia de dos días en Costa Rica, Ole Jacob aprovechó para hacer la presentación de su libro El apóstol de los ateos: Pablo en la filosofía contemporánea.
La inspiración para este escrito nació de “la curiosidad”. Esto, en referencia al hecho de que Pablo ha sido considerado una figura clave dentro del cristianismo, al punto de que filósofos ateos de la talla de Nietzsche o de Spinoza e incluso algunos más contemporáneos como Alain Badiou o Giorgio Agamben lo han resaltado como un buscador de la verdad.
“Lo que yo descubro aquí es una secularización de la religión cristiana que me parece valiosa en tiempos de tanta pluralidad, con una creciente población de agnósticos y ateos, de diferentes países. El diálogo entre una visión secular y una visión cristiana del mundo es fundamental para evitar tantas polarizaciones que vemos hoy día”, detalló Olé Jacob.
Foto: Reuters
