Ante decisiones como decidir sobre el uso de anticonceptivos, la libertad para elegir la asistencia de salud más adecuada o negarse a tener relaciones sexuales, las mujeres de América Latina gozan de un mayor aseguramiento de estos derechos con respecto a naciones de otros continentes.
Así lo expuso la académica Carolina Sánchez Hernández durante el curso Sociología del cuerpo y las sexualidades, en la última actividad del ciclo de charlas y talleres que impartió la Escuela de Sociología a propósito del marco de la celebración del 50 aniversario de la Universidad Nacional (UNA).
Con base en el informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas 2020 con datos recopilados del 2007 al 2018, se realizó una comparación de mujeres con edades entre 15 y 49 años que tomaron sus propias decisiones en materia de salud y derechos sexuales y reproductivos.
Para el caso de América Latina y el Caribe, la valoración sobre el poder que tienen las mujeres para sostener una relación sexual es de un 91 de 100. La misma nota aplicó para la libertad de que ellas puedan elegir el método de anticoncepción. El indicador baja a un 87 cuando se determina el poder de decisión sobre asistencia en salud.
Sin embargo, esta no es la realidad que se vive en otras latitudes. Por ejemplo, en los países de Asia central, las decisiones sobre una atención sanitaria alcanzan a seis de cada 10 mujeres, mientras que en África central es de apenas un 51%.
En términos generales, los países americanos muestran un mejor desempeño en estas áreas con respecto a sus pares de Asia y África, por ejemplo, e incluso, superan la media mundial.
El tema de la autonomía corporal en las mujeres está incluido en la meta 5.6 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de la ONU, el cual “garantiza el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos”.
De acuerdo con el informe del 2021 Mi cuerpo me pertenece del Estado de la Población Mundial, un 80% de los países tienen leyes favorables a la salud y al bienestar sexual, mientras que un 75% cuentan con legislación que garantizan el acceso pleno e igualitario a métodos anticonceptivos.
El avance deja de ser notorio cuando se determina que apenas un 56% de las naciones tienen leyes que apoyan la educación sexual integral.
Pedagogía de la vergüenza
Estos datos fueron presentados en el marco de la clase abierta que la académica Sánchez desarrolló, en referencia a la sociología del cuerpo humano. Su concepto introductorio estuvo relacionado con el sentimiento de la vergüenza que se manifiesta en la forma en que las personas se compartan ante diversas situaciones.
“La vergüenza es una forma de pedagogía, contiene elementos de disciplina hacia el cuerpo. Se trata de una emoción social que influye en la toma de decisiones, utiliza la culpa y la vigilancia moral”, añadió.
De esta manera, la investigadora abordó elementos históricos, sociológicos y culturales que han acompañado la visión sobre las corporalidades y de qué manera éstas se proyectan desde la individualidad misma de la persona hacia el entorno que le rodea.
“El cuerpo tiene historia, narrativa, símbolos e influencias. No se trata para nada de un espacio neutral; por el contrario, proyecta manifestaciones de diversa índole”, aseguró Sánchez.
El cuerpo humano es fuente además de una lucha de poderes y de saberes sobre el cual la política juega un papel trascendental. Es ahí, donde en los últimos años se han abierto debates sobre temas relacionados al cuerpo, como lo fue la aprobación de los programas de educación para la afectividad y la sexualidad del Ministerio de Educación Pública o de la pastilla de anticoncepción de emergencia, conocida como “la pastilla del día después”.
Esta charla fue el punto final de una serie de conferencias y talleres realizadas por la escuela de Sociología en el segundo semestre de este año y que abordaron, entre otros, temas políticos como el resurgimiento de los autoritarismos en Centroamérica o sobre medio ambiente e impactos del avance agrícola en la biodiversidad.