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Escuela de Topografía, Catastro y Geodesia: cinco décadas de logros y desafíos

Escuela de Topografía, Catastro y Geodesia: cinco décadas de logros y desafíos

El 23 de diciembre de 1972 a las 12:35 de la madrugada, un terremoto de 6,2 grados destruía la capital de Nicaragua. Para esa época el gobierno de la República Alemana quería instalar en ese país, un centro de formación docente de alta calidad para profesionales de Centroamérica en las áreas de topografía y catastro. Ante aquella catástrofe, los alemanas voltearon sus ojos al país vecino, y encontraron una universidad incipiente que les recibió con las puertas abiertas.

Así describe el académico Alexander González,  la creación, en 1973, de la Escuela de Topografía Catastro y Geodesia en la Universidad Nacional (ETCG-UNA). En ese momento, la titulación otorgada por era un diplomado en Topografía y Catastro, que tuvo su primera generación en agosto de 1974.  Con miras a elevar el nivel de preparación académica, en 1977 se plantea la apertura de un programa para otorgar el grado de bachillerato con la titulación de Ingeniería en Topografía y Catastro, iniciando dicho programa en marzo de 1978.

Después de una reestructuración del plan de Estudios, se comienza a ofertar en 1985 el programa de Licenciatura en Topografía y Geodesia, manteniendo la salida lateral de Técnico en Topografía y Catastro con el pregrado de diplomado hasta el 2002 y el grado de bachillerato vigente en la actualidad. La carrera fue acreditada por parte del Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (SINAES), por primera vez en 2005 y continúa vigente.

“Los graduados de las primeras promociones regresaban a ejercer a sus países, posteriormente, la ETCG-UNA tomó el reto de formar un ingeniero topógrafo y geodesta. Gracias a esta formación y a los proyectos de investigación y extensión que se desarrollaron, se consolidó el catastro en Costa Rica, que es hoy un sistema oficializado que se utiliza como herramienta para la seguridad jurídica y el control de territorio. Asimismo, se modernizó la cartografía oficial del país, en un esfuerzo desarrollado por la ETCG-UNA en conjunto con las organizaciones del estado responsables de estos campos”, detalló González, en la ceremonia de celebración del 50 aniversario realizada el pasado 12 de marzo.

Cinco décadas después de su fundación, la ETCG-UNA asume nuevos retos. “Debemos ofrecer una carrera innovadora, competente e integral. Un profesional con capacidades blandas, que compita en el mercado laboral, que no se estanque a trabajar en el país, sino que abra su mente para hacer trabajos en la región”, dijo Gabriela Cordero Gamboa, directora de la ETCG-UNA.

Para la académica, se deben establecer alianzas, con instituciones tanto públicas como privadas desde una perspectiva científica del conocimiento,  enmarcada en la innovación tecnológica  que muchos de los empresarios buscan actualmente  en el mercado laboral, y que la unidad académica debido a ser una universidad pública carece de esos recursos”.

Para Esteban Picado, decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, afirmó el gran valor de la ETCG-UNA y su compromiso con el desarrollo sostenible y mejorara de la calidad de vida, huella en infraestructura y planificación urbana.

“La topografía, el catastro y la geodesia son indispensables para la gestión del territorio, han sabido adaptarse a los desafíos y necesidades del mercado. En la actualidad los desafíos se enmarcan en el uso de nuevas tecnologías, fortalecer la colaboración interdisciplinaria, la actualización curricular, apoyo a la investigación, fomento del emprendimiento  y el contacto con egresados y empleadores”.

 

Escuela de Topografía, Catastro y Geodesia: cinco décadas de logros y desafíos
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El 23 de diciembre de 1972 a las 12:35 de la madrugada, un terremoto de 6,2 grados destruía la capital de Nicaragua. Para esa época el gobierno de la República Alemana quería instalar en ese país, un centro de formación docente de alta calidad para profesionales de Centroamérica en las áreas de topografía y catastro. Ante aquella catástrofe, los alemanas voltearon sus ojos al país vecino, y encontraron una universidad incipiente que les recibió con las puertas abiertas.

Así describe el académico Alexander González,  la creación, en 1973, de la Escuela de Topografía Catastro y Geodesia en la Universidad Nacional (ETCG-UNA). En ese momento, la titulación otorgada por era un diplomado en Topografía y Catastro, que tuvo su primera generación en agosto de 1974.  Con miras a elevar el nivel de preparación académica, en 1977 se plantea la apertura de un programa para otorgar el grado de bachillerato con la titulación de Ingeniería en Topografía y Catastro, iniciando dicho programa en marzo de 1978.

Después de una reestructuración del plan de Estudios, se comienza a ofertar en 1985 el programa de Licenciatura en Topografía y Geodesia, manteniendo la salida lateral de Técnico en Topografía y Catastro con el pregrado de diplomado hasta el 2002 y el grado de bachillerato vigente en la actualidad. La carrera fue acreditada por parte del Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (SINAES), por primera vez en 2005 y continúa vigente.

“Los graduados de las primeras promociones regresaban a ejercer a sus países, posteriormente, la ETCG-UNA tomó el reto de formar un ingeniero topógrafo y geodesta. Gracias a esta formación y a los proyectos de investigación y extensión que se desarrollaron, se consolidó el catastro en Costa Rica, que es hoy un sistema oficializado que se utiliza como herramienta para la seguridad jurídica y el control de territorio. Asimismo, se modernizó la cartografía oficial del país, en un esfuerzo desarrollado por la ETCG-UNA en conjunto con las organizaciones del estado responsables de estos campos”, detalló González, en la ceremonia de celebración del 50 aniversario realizada el pasado 12 de marzo.

Cinco décadas después de su fundación, la ETCG-UNA asume nuevos retos. “Debemos ofrecer una carrera innovadora, competente e integral. Un profesional con capacidades blandas, que compita en el mercado laboral, que no se estanque a trabajar en el país, sino que abra su mente para hacer trabajos en la región”, dijo Gabriela Cordero Gamboa, directora de la ETCG-UNA.

Para la académica, se deben establecer alianzas, con instituciones tanto públicas como privadas desde una perspectiva científica del conocimiento,  enmarcada en la innovación tecnológica  que muchos de los empresarios buscan actualmente  en el mercado laboral, y que la unidad académica debido a ser una universidad pública carece de esos recursos”.

Para Esteban Picado, decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, afirmó el gran valor de la ETCG-UNA y su compromiso con el desarrollo sostenible y mejorara de la calidad de vida, huella en infraestructura y planificación urbana.

“La topografía, el catastro y la geodesia son indispensables para la gestión del territorio, han sabido adaptarse a los desafíos y necesidades del mercado. En la actualidad los desafíos se enmarcan en el uso de nuevas tecnologías, fortalecer la colaboración interdisciplinaria, la actualización curricular, apoyo a la investigación, fomento del emprendimiento  y el contacto con egresados y empleadores”.

 

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