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Archivo de la noticia: Setiembre 2012


Estudian parásitos gastrointestinales en bovinos

 

Un adecuado manejo de los potreros y aguas residuales contribuye a prevenir las infecciones parasitarias gastrointestinales en los bovinos y sus crías, según recalcan especialistas del Laboratorio de Parasitología de la Escuela de Medicina Veterinaria.


 

Estudios recientes del Laboratorio de Parasitología de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional (UNA) determinaron la presencia de parásitos gastrointestinales,  predominantemente los grupos determinados Estrongílidos y Coccidios.

 

Dichos estudios incluyen fincas dedicadas a la explotación de bovinos, tanto lecheras como de engorde del país. Como su nombre lo indica, los parásitos gastrointestinales afectan el Abomaso (estómago glandular de los rumiantes) así como el intestino.

La investigación que arrojó estos resultados se realizó entre el 2002 y 2003 con una muestra de 45 bovinos en una finca ubicada en Santa Clara de San Carlos y otra en Poás de Alajuela, a cargo de los parasitólogos Ana Jiménez y Víctor Montenegro.

Los Estrongílidos (nemátodos) se caracterizan por tener un ciclo directo y muy similar; además sus huevos son no hembrionados, por lo que resulta difícil diferenciarlos entre una especie y otra. Las larvas iniciales de estos parásitos viven en la boñiga de las vacas, mientras que otra larva sale de la boñiga para llegar al pasto y luego ser ingerida por un nuevo bovino, así lo indicó Víctor Montenegro, parasitólogo de la Escuela de Veterinaria de la UNA.


Montenegro agregó que los Estrongílidos por su ubicación, actividad y costumbres son los responsables de causar diferentes efectos sobre la producción, como baja conversión alimenticia, diarreas y ciertas alteraciones digestivas, lo cual se convierte en un problema de producción a nivel mundial. “El ciclo es muy básico, lo que implica que al ser directo los mismos animales contaminan el pasto que ingieren”, detalló Montenegro.


El especialista añadió que otro tipo de parásitos gastrointestinales encontrados en los bovinos son los Coccidios del género Eimeria. El problema con estos protozoarios es que los animales adultos desarrollan un equilibrio o inmunidad, por lo que no presentan ningún síntoma de enfermedad; sin embargo, los Coccidios se eliminan al medio ambiente.


“Éstos pueden desarrollar los estados infectantes a través de la eliminación de quistes en las heces, contaminando así el medio ambiente. Si se encuentran en pasturas animales de diferentes edades, los más jóvenes probablemente se infectarán por Coccidios provocando diarreas”, explicó Montenegro.


El parasitólogo aseveró que otro factor de contaminación por Coccidios se debe a la contaminación del agua con heces de las vacas a la hora de lavar los corrales y las cámaras de ordeño, sobre todo, cuando el líquido se drena hacia los pastizales, por lo que terneros, novillos o vacas jóvenes están en riesgo de enfermarse, producto de la infección con Coccidios.


Según Montenegro muchos de los problemas parasitarios obedecen al manejo del aparto (potrero pequeño) y las aguas residuales, por lo que una recomendación a los productores para prevenir estas infecciones, aparte del uso consciente de los desparasitantes, es que los animales no pasen más de dos días en un mismo aparto y vuelvan 30 días después; garantizando que si bien hay larvas que salen al medio ambiente, éstas morirán al no encontrar un hospedador.