Johnny Núñez/CAMPUS
Investigaciones realizadas por la Escuela de Ciencias del Movimiento Humano y Calidad de Vida (Ciemhcavi) de la Universidad Nacional (UNA) determinaron que la funcionalidad en el adulto mayor es indispensable para garantizar una mejor calidad de vida en la vejez, pues un adulto mayor dedicado más de lleno a sus actividades diarias se vuelve una persona más activa.
Luis Solano, coordinador del Programa Movimiento para la Vida (Movi), explicó que la funcionalidad en los adultos mayores consiste en que puedan realizar sus actividades básicas e instrumentales de la vida diaria, de forma independiente. “Es muy diferente un adulto mayor que va al supermercado a pie a traer sus bolsas en la mano, a otro que solo puede ir a ese sitio, pero que su condición física no le permite hacer un esfuerzo mayor”, comentó Solano.
Si usted convive con personas adultas mayores y nota que al realizar sus actividades físicas se cansan muy rápido, les cuesta vestirse, pierden el equilibrio al caminar, dan pasos muy cortos, es posible que esté entrando en un proceso de disfuncionalidad, cuyo riesgo radica en que esa persona se vuelva totalmente dependiente. De ahí que es fundamental realizar actividad física, pues de no ser así podría afectar el desempeño de su vida diaria.
Actividad física
Solano agregó que para devolver la funcionalidad al adulto mayor se deben considerar las variables físicas que involucren la fuerza, resistencia cardiovascular y la flexibilidad. “Este tipo de elementos permitirá al adulto mayor tener los requerimientos básicos en su desempeño diario. En su hogar puede reutilizar botellas con agua de 600 ml, litro y litro y medio, para realizar flexiones de codo e iniciar con pocas repeticiones hasta sentir un cansancio moderado, descansa un minuto y lo repite. También utilizar bolas de hule para realizar movimientos muy suaves con los pies”, mencionó el académico.
El especialista recalcó que los estilos de vida actuales están llevando cada vez más a la persona a ser sedentaria y, por ende, a descuidar el aspecto de la funcionalidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estipula que lo mínimo, para que una persona se mantenga funcional a lo largo de su vida, son 30 minutos de actividad física acumulada diariamente o, lo que es lo mismo, fragmentar esa media hora en tres turnos de 10 minutos cada uno o dos de 15 minutos, a distintas horas del día, para mantener los niveles de salud adecuados.
Si la persona adulta mayor desea ser orientada, el programa Movi le enseña a descubrir esas actividades diarias que contribuirán a mejorar su calidad de vida. Durante varios días a la semana, grupos de personas adultas mayores experimentan los beneficios de la práctica de la actividad física, el deporte y la recreación.