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De Managua a Rohrmoser… los guachimanes: una investigación de IDESPO

Nota: Gerardo Zamora Bolaños / CAMPUS Junio 2022

“Me vine con mis dos chigüines y mi esposa, todo por culpa de Daniel, allá en Nicaragua las cosas están muy mal”, lo dice sin disimulo, de frente, con la franqueza de quien venció al San Juan, y los naranjales de la zona norte. Es don Carlos, un guachimán nicaragüense dedicado a la seguridad privada en un elegante barrio de Rohrmoser, desde hace 20 años. Lo dice mientras revolotea su viejo bastón, “amigo inseparable” de mil batallas, literalmente hablando, porque es su única arma de defensa, y la única de casi todos sus “colegas”, así lo advierte una investigación desarrollada por el Instituto de Estudios Sociales en Población de la Universidad Nacional (IDESPO-UNA), la cual deja al descubierto la desprotección bajo la que trabajan cientos de pinoleros.

Siete de cada 10 personas dedicadas a la seguridad privada en calles, no cuentan con equipo o protección especial, un pito, un fajón, un chaleco reflectivo y un palo es todo su arsenal para cuidar las casas y bienes de oficinistas, profesores, médicos, ingenieros, administradoras de empresas, que con un forzado “quiubo” y un débil pitazo, sellan una frágil relación de patrono y empleado, tan frágil y desigual, que más de la mitad de estos trabajadores, se emplean los siete días de la semana, laborando en jornadas de  12 horas, tiemble, arda el día o corran ríos de lluvia entre sus casetillas, concluye la misma investigación.

A la libre

Y como si fuera poco, nueve de cada 10 trabajadores de la seguridad privada, no están asegurados con la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), ni cuentan con seguro alguno, y sólo tres de cada 10 tienen derecho a vacaciones o reciben pagos por horas extra.

También, el 60% de ellos, deben ingeniárselas con un salario inferior a los 250 mil colones, agrega el estudio.

¿Agradecidos?

Es difícil imaginar que un trabajador sometido a tales condiciones, pueda sentirse satisfecho. Pues bien, la necesidad en su país natal es tan grande, que aún bajo esas circunstancias adversas, la gran mayoría de nicaragüenses que se desempeñan en esas labores, expresan su agradecimiento: la encuesta del IDESPO encontró que más de la mitad de los guachimanes entrevistados considera que el salario que reciben es justo y que les alcanza para suplir sus necesidades básicas e incluso enviar remesas a Nicaragua. Esa misma proporción de encuestados, piensa que las condiciones del espacio físico en el que trabajan—sus casetillas—son buenas.

Sin embargo, en la balanza, siguen siendo más los pendientes que los aspectos positivos. A modo de conclusión, el estudio del IDESPO plantea que “es evidente la vulnerabilidad laboral en términos de seguridad social, las deficiencias en temas de salubridad por las condiciones en sus espacios de trabajo, y que su satisfacción sobre su trabajo demuestra la necesidad de capacitar a  ese sector para instruirlos en materia de derechos sociolaborales”.

Finalmente, agrega el estudio que “se puede intuir que los salarios de ese sector no cumplen con el mínimo para este tipo de trabajo, pues según lo que estipula la lista de salarios mínimos del Ministerio de Trabajo del año 2020, una persona que brinda un servicio de seguridad privada debería devengar un salario de ¢341.004,39”. (MTSS, 2020). 

El estudio “Personas trabajadoras migrantes nicaragüenses en el sector de la seguridad privada informal”, fue de tipo cualitativo con una muestra de 50 personas. Se realizó en diciembre del 2019, en barrios de clase media y media alta del Gran Área Metropolitana (GAM), entre ellos Rohrmoser, el barrio que de tanto recorrer ya conoce de punta a punta don Carlos.

Foto: IDESPO-UNA

Guachimanes: los más buscados

Según datos de la Encuesta Nacional de Percepción de la Seguridad en Costa Rica realizada por el Instituto de Estudios Sociales en Población (Idespo) de la Universidad Nacional (UNA) en el 2018, un 69% de la población costarricense considera que no vive de manera segura, pero de ellos, sólo el 17% contrata servicios de seguridad privada y un 53% prefiere que esa prestación del servicio no sea por medio de una empresa formal de seguridad, sino por la contratación de una persona que cuide el barrio, popularmente conocido en Costa Rica como “guachimán”. Estos datos demostraron la importancia que tiene el tema de seguridad en las personas y evidenció también el rol que juegan los “guachimanes” en las comunidades.

 

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