Estudiantes, docentes y administrativos de la Sede Región Chorotega se sumaron a la cruzada en favor del planeta liderada por la UNA, con miras a tomar acciones para evitar la destrucción de nuestra “Casa Común”.
En medio de una gran algarabía, estudiantes, docentes y administrativos de la Sede Regional Chorotega, campus Nicoya y Liberia, recorrieron las principales calles de estos cantones para decir sí, UNA por la Madre Tierra, 1 y 2 de marzo pasado.
Tanto en Nicoya como en Liberia el recorrido estuvo acompañado por cimarrona, bailes típicos, zanqueros, payasos, representantes de equipos deportivos y culturales, quienes culminaron su participación en el parque central de Nicoya y en Liberia en el conocido como el pulmón.
Asimismo, el encuentro en ambos parques sirvió para la apertura del ciclo lectivo 2016, con una reflexión sobre la encíclica Laudato Sí, a cargo de Monseñor Vittorino Gerardi, quien entre otras cosas llamó la atención sobre la importancia de la comunión armoniosa entre el ser humano y el medio ambiente.
La Sede Chorotega se suma a la cruzada en favor del planeta, que asumió la UNA al aprobar el Consejo Universitario, el 10 de setiembre de 2015, la propuesta del rector Alberto Salom Echeverría de declarar el 2016 como año de la “UNA por la Madre Tierra”, que constituye un llamado a reflexionar y a asumir cambios en nuestros estilos de vida y sobre todo en los estilos de desarrollo de los países y en los combustibles utilizados, con miras a evitar la destrucción de nuestra “Casa común”.
“El papel de la Universidad Nacional (UNA) como institución líder, en conjunto con la sociedad, es aportar desde su quehacer en la docencia, la investigación, la extensión y todas sus formas de producción a la reorientación del rumbo mantenido por la humanidad, el cual nos lleva a la destrucción de la "Casa Común" y quienes la habitan”, explica Salom.
De acuerdo con la propuesta , la Gestión 2015-2020 se compromete entre otros aspectos, a propiciar una generación de conocimiento científico y humanístico en función del respeto a la vida y la naturaleza; implementar prácticas científicas y de la vida cotidiana que favorezcan el equilibrio de los ecosistemas; promover una ética del cuidado personal y colectivo como un compromiso impostergable; suscitar una vida universitaria sustentada en la una sensibilidad de derechos humanos que fortalezca el humanismo, la solidaridad social, la equidad, la libertad y el respeto a la dignidad humana; capacitar y respaldar a las comunidades más vulnerables para mejorar la gestión del recurso hídrico, impulsar el desarrollo de energías renovables y minimizar los efectos del cambio climático, e impulsar promover y apoyar el voluntariado estudiantil para la protección del ambiente, la conservación de los parques nacionales y generar acciones amigables con la naturaleza y la cultura, que permitan vincular y gestionar el quehacer universitario con acciones orientadas al desarrollo sostenible.
