Mientras en Centroamérica no se hablaba formalmente de literatura infantil antes de la década de los años 40 o 50 del siglo XX, en Costa Rica, ya en 1915, la recién fundada Escuela Normal—encargada de la formación de docentes de primaria—contaba en su plan de estudios con un curso específico de esta materia.
“No se trató solo de un objetivo educativo en la formación de maestras y maestros, también se convirtió en un proyecto literario a nivel nacional, que nos otorga una condición diferente dentro del contexto centroamericano”, destacó Carlos Rubio, docente universitario y autor costarricense, quien impartió la lección inaugural de la División de Educación Básica (DEB) del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (CIDE-UNA) sobre el tema Centenario de la Cátedra de Literatura Infantil de la Escuela Normal: Trascendencia de un legado humanista, el pasado 6 de marzo, en el Auditorio Marco Tulio Salazar del Centro.
En su criterio, directores de la Escuela Normal de Costa Rica y docentes de la Cátedra de Literatura Infantil—hoy próceres de la educación y la cultura costarricenses—tuvieron una amplia visión. “Pensaron que la niñez de su tiempo y la del futuro, no solo necesitaba conocimientos prácticos para defenderse en la vida. Es también necesario el arte para entender la otredad, para guardar tolerancia, aprender por medio de la ficción las situaciones que podrán pasar en la realidad y cultivar ese sentido de lo fraterno y lo bueno”, destacó Rubio, docente de cursos de literatura infantil de la DEB y autor de cuentos infantiles y de una vasta producción teórica.
Y es que la Escuela Normal de Costa Rica—germen de lo que es actualmente la UNA y el CIDE—contó entre sus directores con pensadores de la talla de Joaquín García Monge, Carlos Luis Sáenz y Marco Tulio Salazar. Como docentes de la Cátedra de Literatura Infantil destacaron Carmen Lyra, Adela Ferreto y Emma Gamboa, entre otras personalidades de la cultura.
Convencido de la trascendencia de este legado humanista de la Escuela Normal de Costa Rica, el docente universitario y escritor costarricense, Carlos Rubio, instó al alumnado de la DEB a “disfrutar, amar, actualizar y cuidar” el curso de literatura infantil.
Advirtió que “en momentos en que nos encontramos rutas desdibujadas, múltiples y confusas de la educación, que no sabemos para dónde vamos”, es de suma importancia preservar este curso porque es un legado que nos depositaron nuestros antepasados.
Rubio realizó una donación de obras de su autoría a la Biblioteca Especializada en Educación (BEEC). Entre estas destacan cuentos como Escuela de hechicería, matrícula abierta; Queremos jugar, Papá es un campeón, y Pedro y su teatrino maravilloso.
Durante el evento también se contó con la participación de Floria Jiménez, autora de libros infantiles y profesora jubilada de la DEB, quien recordó que al recibir la invitación, pasó frente a ella “como un destello de imágenes, la película de 25 años como profesora de literatura infantil en esta querida Universidad”.
