Un promedio de 125 estudiantes con discapacidad y otras condiciones que generan necesidades educativas superan, cada año, las barreras en su camino en la educación superior, de la mano del proyecto “UNA Educación de Calidad”, que celebró su 15 aniversario.
Si de por sí obtener un título universitario implica una alta dosis de disciplina, perseverancia y esfuerzo, para estudiantes con discapacidad u otras condiciones personales y sociales que generan necesidades educativas, el camino hacia el logro de esta meta se vuelve cuesta arriba.
De la mano del proyecto “UNA Educación de Calidad” del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (CIDE-UNA), desde 1998 hasta la fecha, más de 900 alumnos de distintas carreras de la Institución han superado barreras físicas, actitudinales, sociales y culturales que cotidianamente limitan su pleno desempeño en la educación superior.
A través de atención especializada y congruente con la misión de la UNA de dar acceso a los sectores más vulnerables, el proyecto se constituye, ciclo tras ciclo lectivo, en un aliado para la superación personal de estudiantes que presentan condiciones generadoras de necesidades educativas, como discapacidad visual o ceguera, deficiencias auditivas o sordera, dificultades de aprendizaje y déficit atencional, discapacidad cognitiva, y situaciones emocionales y de salud.
Un promedio de 125 estudiantes con discapacidad y otras condiciones personales y sociales que generan necesidades educativas, superan, cada año, las barreras en su camino en la educación superior, de la mano del proyecto “UNA Educación de Calidad”, que celebró su 15 aniversario.
El grupo mayoritario de la población atendida lo integran jóvenes con discapacidad visual o ceguera. Para apoyarles en su desempeño académico, “UNA Educación de Calidad” realiza, entre otras acciones, transcripciones al sistema Braille, lectura y corrección de textos, digitado de textos o de grabaciones de clases, sesiones de estudio, y servir de referente visual a los estudiantes ciegos para elaborar trabajos dentro y fuera de la universidad.
Al celebrar el decimoquinto aniversario de UNA Educación de Calidad, su coordinadora Angélica Fontana, destacó la “cosecha de abundantes frutos” que se han obtenido en pro de la inclusión y de la atención de la diversidad.
Y es que el trabajo del proyecto no se limita a la atención del estudiante, ya que también se promueve el reconocimiento de la diversidad en el ámbito educativo y de crear conciencia sobre la diferencia como un valor.
No por casualidad, se propicia la coordinación sostenida con las unidades académicas y los docentes que tienen en sus cursos estudiantes con discapacidad u otras condiciones personales y sociales, con el propósito de promover la capacitación de los académicos con miras a la debida atención de las necesidades educativas de los estudiantes.
El trabajo del proyecto también se dirige hacia la población estudiantil de la Universidad para la cual se organizan al menos tres talleres por ciclo de sensibilización e información sobre la temática de apoyo tiflotecnológico para la persona con discapacidad visual, atención a la diversidad e inclusión social.
Además, se elaboran desplegables informativos sobre los servicios que ofrece el proyecto y las formas de atención de las necesidades educativas de los estudiantes con discapacidad u otra condición personal o social.
Este trabajo estratégico en pro de la equiparación de oportunidades con miras a la inclusión social ha permitido que, hoy, estudiantes que han pasado por el proyecto estén insertados en el mercado laboral, y que aquellos que reciben actualmente los beneficios de esta iniciativa estén en camino de lograr la meta de convertirse en profesionales.
Durante la celebración del 15 aniversario de UNA Educación de Calidad se rindió homenaje a las académicas de la División de Educación Básica, Enriqueta Zúñiga y Ana Herrera, fundadoras del proyecto.
