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Tomadores de decisiones ordenan acciones sobre sexualidad desde el desconocimiento, alerta académica de la UNA

“Los tomadores de decisiones no han llevado formación en afectividad y sexualidad, pero tienen el poder de tomar decisiones desde el desconocimiento y eso es muy delicado”. La advertencia la hizo, este 19 de marzo, Margarita Murillo Gamboa, académica del Centro de investigación y Docencia en Educación (Cide) de la Universidad Nacional (UNA), durante la conferencia virtual Afectividad y sexualidad para el desarrollo integral de las personas menores de edad.

La conferencia, que se programó, tras la suspensión del programa del Ministerio de Educación Pública (MEP), analizó las implicaciones que tal medida trae y la necesidad de garantizar una formación integral para la niñez y adolescencia en Costa Rica.

Murillo Gamboa, quien tuvo la oportunidad de participar en la creación de estos programas, recordó que en 2006 la educación sexual inició como una guía y evolucionó a un programa estructurado con la política pública de sexualidad, desde 2010 y hasta 2020. Desde esa fecha el programa, que estaba dirigidos a estudiantes de cuarto y quinto año de secundaria y primaria, no se renueva.

También mencionó que para crear esta política se basaron en descubrimientos  de del neurólogo Antonio Damasio, que consisten en que todo lo que pensamos pasa primero por una emoción. Si no  se educa ni se hace conciencia de eso, no se puede dar un concepto racional ni una educación emocional. 

Tras el análisis se dieron cuenta de que no se necesitaban guías si no un programa que se adaptara a un modelo de género. Por eso abordaron tres temas principales:

1.    Educación emocional y valores 

2.    Factores culturales, de género y estigmas

3.    Salud sexual y reproductiva

La especialista recalcó en que si no hay educación emocional no hay respuestas positivas ante la sexualidad. “Yo no puedo enseñarle a un muchacho a ponerse un condón o hablar de pastillas o tecnología anticonceptivas, si no he trabajado la madurez emocional y las creencias o estigmas que tiene alrededor de la pastilla, por ejemplo, o del condón. Todos esos estigmas y creencias delimitan la conducta de protección; hay que trabajarlas, porque nada hago con enseñarle a ponerse un condón, si no se lo pone porque está enamorado”.

Recordó que en los programas se les hablaba a los menores de edad, quienes entre los 3 y los 5 años, manifiestan las primeras expresiones eróticas de placer. “Somos seres de deseo y placer, no se le puede anular a la vida humana el deseo, y debe ser dentro de espacios placenteros”.

Lo que pasa es que el tabú, el morbo y la vergüenza—aclaró—relacionan el placer con la violencia sexual, la pornografía o la prostitución, y eso no es un placer sano. Lo que recomienda, en cambio, es educar sobre los estados de placer reales, como amar, cantar, besar, reír, llorar, entre otros.

 ¿Pero por qué este gobierno decide quitar los programas?

 Según la académica, dentro de las recomendaciones que hicieron, en el 2010, fue capacitar a las personas facilitadoras, con 60 a 80 horas por año; sin embargo, no llegaron ni a 25 horas, por lo que se tuvo que plantear una estrategia política para incluir en el curso de ciencias toda esta materia, y que fuera validado con el examen de bachillerato para que, de alguna forma, se vieran obligados a estudiarla. “Por eso este gobierno decidió no reactivar la política: porque no capacitaron a los facilitadores; además de una serie de presiones, de tabúes y temores, un moralismo exagerado y muchas noticias falsas”, mencionó la experta.

 Recalcó que los tomadores de decisiones desconocen por completo sobre estos temas. “No han llevado formación en afectividad y sexualidad, pero tienen el poder de tomar decisiones desde el desconocimiento y eso es muy delicado”, finalizó.

Por su parte Arturo Fallas Vargas, académico del Cide, se refirió a la importancia de la educación sexual desde edades tempranas, ante la realidad que vive Costa Rica. Según dijo, se les preguntó a estudiantes de primaria y secundaria cómo aprenden educación sexual y el gran resultado fue que lo hacen a escondidas.

Ese desconocimiento lleva a los menores a caracterizar los modelos amorosos con violencia, con celos y con una visión de sexualidad inadecuada. “Actualmente los estudiantes buscan información de forma furtiva, nos hemos devuelto casi 30 años, antes de que se dieran estos programas (…) sin estos programas ¿cómo será la construcción de su biografía sexual desde la educación sexual que recibe?”

¿Por qué es importante la educación sexual?

Fallas mencionó que la sexualidad nos acompaña toda la vida desde la infancia hasta la vejez, y que es la forma de vincularnos y expresar afecto y comprender el cuerpo como parte de la identidad. En la etapa de la infancia, implica aprender sobre el cuerpo, los límites, el respeto y eliminar el aprendizaje desigual; y en la etapa de la adolescencia, se profundiza en la autonomía, el consentimiento y las relaciones interpersonales saludables.

Además, enfatizó que, a más información menos mitos, y se evitan las creencias erróneas del amor, el placer, la orientación del deseo sexual y la identidad de género. “En la educación sexual hay que desmontar los mitos y promover una sociedad más respetuosa y libre de prejuicios. Educar en sexualidad es educar en autonomía, cuando las personas conocen sus cuerpos, emociones y derechos, pueden tomar decisiones informadas sobre su vida afectiva y sexual”, afirmó.

Asimismo, descartó que la educación sexual fomente la promiscuidad. Por el contrario, refuerza la responsabilidad, no acelera el inicio de la actividad sexual lo cual redunda en la mejora de toma de decisiones. “No hablar de sexualidad no la elimina, sólo deja a las personas en riesgo, el silencio nunca ha protegido a nadie”.

En complemento a estas reflexiones, Miroslava Bonilla Cabañas, académica del Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia (INEINA), recordó que la educación sexual es un derecho reconocido por la Convención sobre los Derechos del Niño y la legislación nacional. “Los gobiernos deben actuar desde un enfoque de derechos y garantizar que las personas menores de edad accedan a información basada en evidencia científica”, declaró.

El evento finalizó con el recordatorio de la vicedecana del Cide, Susana Jiménez, para quien “Hablar de educación sexual no es solo hablar de biología o de prevención, como muchas veces se ha vendido, sino es reconocer que la educación es un acto político y por lo tanto cuando yo tomo una decisión de tipo curricular, eso también expresa una visión de un mundo, que lo que enseñamos y lo que decidimos no enseñar tiene un impacto directo en la sociedad que estamos construyendo. Por lo tanto, desde el Cide creemos que la educación sexual afectiva es clave para nuestras niñas, niños y adolescentes porque necesitamos gente que tenga un desarrollo de un juicio crítico, que tengan capacidad de análisis, habilidades de diálogo, y complementen todo esto con la formación que reciben en sus hogares; además, porque  en este momento hay muchos desafíos que pasan en la sociedad”.

Fotografías con fines ilustrativos, tomada de google

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