Ph.D. Francisco Javier Mata Chavarría, Escuela de Informática
La cuarta revolución industrial, conocida también como la Revolución Industrial 4.0, es parte del proceso evolutivo mediante el cual la tecnología es aplicada en la industria y el comercio, así como en la vida cotidiana.
Durante la primera revolución industrial (mediados del siglo XVIII a principios del siglo XIX), la máquina de vapor fue la tecnología predominante. Como resultado de esta revolución las sociedades agrarias y rurales se transformaron en industriales y urbanas. Debido al aumento en la producción, esta revolución creó un crecimiento en la producción y en la población, produjo la aparición de desigualdades entre propietarios del capital y los trabajadores, así como entre pobladores de zonas urbanas y rurales.
La segunda revolución industrial (siglos XIX a principios de la I Guerra Mundial) se produce como consecuencia de la invención del teléfono, la electricidad y del motor de combustión interna. Producto de esta nueva revolución son la línea de ensamblaje y la producción en masa. Asimismo, se inician los problemas con la explotación de los recursos naturales, el manejo de desechos y la contaminación como consecuencia de la producción industrial, los cuales agobian actualmente a la humanidad.
La informática y la electrónica–impulsados por la II Guerra Mundial–favoreció el desarrollo de las computadoras y las redes de telecomunicaciones, lo cual a su vez propició los servicios como complemento a la manufactura. Este es el fundamento de la tercera revolución industrial, conocida también como la revolución digital. Se argumenta que esta revolución produjo una sociedad basada en el conocimiento, demandando nuevas competencias para los trabajadores.
Por último, se argumenta que la cuarta revolución industrial se caracteriza por la integración de tecnologías físicas (automatización y manufactura aditiva) como digitales (inteligencia artificial, Internet de las cosas, realidad virtual y aumentada), y las fundamentadas en la biología (biotecnología). Este proceso de integración hace cada día más difícil separar disciplinas académicas como la ingeniería mecánica, la ingeniería eléctrica, la ingeniería industrial, la informática, la biología y la medicina.
En este proceso tecnológico no es solo importante considerar el desarrollo de nuevas tecnologías y su aplicación, sino también es necesario estudiar las implicaciones económicas, sociales y humanas que las mismas tienen, como se evidencia en las anteriores revoluciones industriales. En este sentido, Kranzberg indica que la tecnología no es buena ni mala, pero tampoco es neutral; depende del uso que hagan los seres humanos de ella. Lo anterior conlleva serias implicaciones filosóficas, particularmente éticas.
La cuarta revolución industrial tiene importantes implicaciones para las universidades a nivel mundial. Entre ellas se pueden citar las siguientes:
- Las universidades tienen que ajustar sus programas de estudio para incluir competencias relevantes para los trabajos del futuro. Dentro de estos ajustes están la alfabetización informática—particularmente la relacionada con la ciberseguridad y el combate a la desinformación—, el desarrollo del pensamiento crítico y abductivo, y la aplicación efectiva de la robótica y la inteligencia artificial.
- Asimismo, las universidades deberán prepararse para un aumento en la demanda en ocupaciones relacionadas con carreras en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática—referidas como STEM, en inglés—y en ciencias de salud, como indica un reciente estudio del McKensey Global Institute.
- Dado que la tecnología está transformando los procesos de enseñanza y aprendizaje—asunto que ha quedado demostrado con la pandemia de la covid-19—las universidades deben aprovechar esta transformación, no solo para mejorar la calidad de dichos procesos, sino también para ampliar su alcance geográfico y social, coadyuvando a democratizar la educación universitaria. Asimismo, los cursos ofrecidos por las universidades no solo deben estar disponibles para planes de estudio formales, sino también para programas de formación continua. Varias universidades han respondido a estas oportunidades mediante el ofrecimiento de cursos masivos en línea y abiertos.
- Es necesario, además, que las universidades desarrollen programas de estudio multi e interdisciplinarios que permitan integrar de una manera efectiva los saberes, y permitir a sus estudiantes desempeñarse en un mundo cada vez más tecnológico, y a la vez más complejo, económica y socialmente. Con este fin, es importante integrar las disciplinas tecnológicas con las ambientales, sociales y humanísticos para desarrollar profesionales que sean capaces de desarrollar y aplicar la tecnología sin menoscabo del medio ambiente, ni causar perjuicios para los seres humanos.
- Por último, la tecnología—particularmente a través de la inteligencia artificial—está transformando la forma en que se lleva a cabo la investigación. El reciente lanzamiento de Open Chat GPT provee clara evidencia al respecto. Por lo tanto, las universidades deben utilizar estos avances para mantenerse relevantes e innovadoras.
Por su parte, las universidades en países en desarrollo—como es el caso de la Universidad Nacional—deben:
- Utilizar efectivamente la tecnología, para superar limitaciones de equipamiento costoso. Esto se puede lograr mediante el uso de la realidad virtual y aumentada en laboratorios virtuales para la enseñanza de las ciencias e ingenierías o de simuladores para la enseñanza de la medicina.
- Desarrollar estrategias para compartir recursos y conocimientos con el fin de mejorar la calidad de la educación, aprovechando para esto las oportunidades que ofrece la tecnología para el trabajo colaborativo y a distancia.
- Establecer planes de estudio que permitan formar profesionales altamente calificados, debido a que la competencia por la inversión extranjera directa en el futuro no será por el costo de mano de obra, sino por la calidad y la productividad de los trabajadores.
Debido a su carácter de universidad necesaria, la UNA tiene el reto de establecer estrategias que no solo permitan el desarrollo y aplicación efectiva de las tecnologías para el desarrollo económico en nuestro país, sino también de formar profesionales que puedan hacerlo de manera que se preserve el medio ambiente y se garantice el bienestar social. Asimismo, debe responder al desafío de buscar formas para ampliar la cobertura de la educación hacia la población costarricense, de manera que un mayor número de jóvenes puedan acceder a los trabajos del futuro, además de apoyar la educación continua para los profesionales existentes de manera que puedan mantenerse actualizados con respecto a los inevitables cambios tecnológicos.