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Un área de conservación hecha aula

El modelo de colaboración entre la UNA y el ACG se consolida como un referente nacional en la formación de profesionales capaces de gestionar el turismo como una herramienta para la conservación, la educación y el desarrollo comunitario sostenible, y aporta al país líderes preparados para enfrentar los desafíos ambientales del siglo XXI. Foto Ricardo Castro

Cristian Chaves Jaén para UNA COMUNICA

Desde hace más de 15 años, la carrera de Gestión Empresarial del Turismo Sostenible de la Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional, Campus Liberia, mantiene una alianza estratégica con el Área de Conservación Guanacaste. Este vínculo ha transformado uno de los patrimonios naturales más importantes del país en un laboratorio vivo de formación, donde los estudiantes aprenden haciendo y, al mismo tiempo, contribuyen con la conservación ambiental.

En este escenario de aprendizaje, el contacto directo con los ecosistemas permite a los futuros profesionales comprender en la práctica los principios del turismo sostenible. Marco Busto, funcionario del ACG y egresado de la carrera, recuerda que en 2009 participó como voluntario en las primeras limpiezas de playa Naranjo, lo cual marcó su visión profesional al evidenciar la complejidad de los ecosistemas y la responsabilidad que implica gestionarlos de manera sostenible. 

En una de aquellas jornadas, relata Busto, recolectaron más de 200 kilos de desechos, en su mayoría plásticos arrastrados por las corrientes marinas, lo que les permitió entender que el problema de la contaminación costera exigía soluciones integrales y los motivó a impulsar proyectos más estructurados de gestión de residuos. Con el paso del tiempo, el funcionario comprendió que el turismo sostenible no debía considerarse un simple eslogan, sino una metodología de trabajo que debía integrarse en cada aspecto de la gestión turística.

Para la coordinadora de la carrera, Elena Dorado, el ACG representa el aula ideal para la formación de los estudiantes, un espacio donde confluyen todos los ecosistemas tropicales en un solo corredor biológico y donde el paisaje se convierte en un laboratorio integral para la enseñanza. 

Según explica, el propósito de esta vinculación es formar profesionales que entiendan que el turismo debe ser un acelerador del progreso social y ambiental, y no únicamente un motor económico. Gracias a este modelo educativo, los estudiantes adquieren competencias en planificación turística sostenible, manejo de visitantes en áreas sensibles y desarrollo de procesos de interpretación ambiental de alta calidad.

Actualmente, solo el 1.96% del Área de Conservación Guanacaste se destina a actividades turísticas en sectores como playa Naranjo, Santa Rosa y Rincón de Santa María. Estos espacios funcionan como zonas de práctica, donde los estudiantes aplican los conocimientos adquiridos en las aulas y fortalecen su compromiso con la sostenibilidad. Para Dorado, esta articulación entre la UNA y el ACG demuestra que la cooperación entre la academia y las instituciones públicas genera sinergias poderosas orientadas a la conservación y al desarrollo sostenible.

El Área de Conservación Guanacaste abarca más de 163.000 hectáreas de territorio protegido, desde el archipiélago Islas Murciélago, en el Pacífico, hasta las faldas del volcán Rincón de la Vieja en el Caribe. Su extensión incluye un bloque biogeográfico continuo que integra cuatro de los cinco ecosistemas principales del trópico marino costero, bosque seco, bosque nuboso y bosque lluvioso, lo que la convierte en un ejemplo único de conservación en el continente americano.

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