Desde que tiene uso de razón, Juan Gabriel Carvajal ha estado vinculado con la tierra y la agricultura. “Nací con un cuchillo en la mano”, asegura este emprendedor del cantón de Sarapiquí, en Heredia.
Sin embargo, reconoce que los tiempos actuales para el sector no brillan con la misma intensidad que lo hace el sol cada vez que despunta al inicio de las faenas agrícolas. “Me declaro agricultor y ecologista. Pero existe un abismo entre la producción y la ecología, no existe actualmente una visión de proteger el suelo y el medio ambiente, para pasar de una agricultura convencional a una de mayor conciencia. Se minimiza la contaminación y si la gente piensa solo en su bienestar, no podemos avanzar”, reclama.
Sus palabras tienen eco en cuanto a garantizar no solo la seguridad alimentaria que requiere el país, sino que la producción se haga de manera sustentable. Consciente de ello, el programa Sectores Productivos y Desarrollo (Seprodes) de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA) echó a andar en el 2023 y 2024 una actividad académica y de extensión cuyo objetivo fue capacitar a productores por medio de la economía agroecológica.
Juan Gabriel y su empresa Finca Eco Orgánica de Sarapiquí fue una de las beneficiarias y reconoce ese acercamiento que desde la academia impulsa a los agricultores a tener una visión más amplia de su trabajo en la tierra y del impacto que puede tener sobre los ecosistemas.
En su finca de cuatro hectáreas se siembra hasta 14 productos que van desde café, cacao, plátano, jengibre, caña de azúcar y vainilla, hasta arroz, maíz, cebolla y pitahaya. Cuenta, además, con una escuela agroecológica y recibe turistas interesados en conocer de primera mano la práctica agrícola con un enfoque de protección y cuido del ambiente.
En total, durante los dos años del proyecto, se capacitaron a unas 30 personas tanto en Upala como en Sarapiquí.
De acuerdo con Kerlyn Suárez, académica de Seprodes y coordinadora del proyecto, Upala fue escogido al ser el tercer cantón de Costa Rica con mayor Índice de Pobreza Multidimensional. Además, este territorio se ubica en una categoría media en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), con una puntuación de 0.678, en la posición 72 de entre 82 cantones analizados.
“Estas condiciones son relevantes a la hora de realizar procesos de extensión universitaria. Particularmente este proceso busca el acompañamiento a las comunidades, en particular a personas migrantes y nacionales con altos niveles de vulnerabilidad, respecto a procesos de capacitación desde una visión del desarrollo sostenible que contempla elementos como la economía circular y solidaria y la soberanía alimentaria”, explicó Suárez.
Muestra de ello es que en este cantón alajuelense el ingreso per cápita por hogar corresponde a 226.814,7 colones, muy por debajo del salario mínimo nacional que es de 367.108 colones para los trabajadores en ocupación no calificada genérica, de acuerdo con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
En el caso de Sarapiquí, la actividad académica aprovechó la capacidad instalada de otro proyecto que lleva adelante la Sección Regional Huetar Norte y Caribe de la UNA sobre temas de uso de suelo y de producción animal. Además, por medio de la organización no gubernamental Senderos y del gobierno local se tuvo acceso a personas y empresas participantes.
Talleres y temas
En ambos cantones se realizaron talleres de 40 horas sobre el tema de economía agroecológica. De acuerdo con el informe final del proyecto, “esto representa un elemento importante en la capacitación y análisis de oportunidades en términos de diversificación de las actividades productivas por parte de las personas participantes”.
Hoy día, el sector agrícola arrastra desempeños negativos que afectan la economía nacional y la propia calidad de vida de las personas que se dedican a esta actividad. De acuerdo con el Informe Mensual de Coyuntura Económica del Banco Central de Costa Rica (BCCR) de noviembre 2025, se estableció que la producción agropecuaria registró una disminución del 1.9%, atribuida a condiciones climáticas adversas que provocaron una reducción en el rendimiento por hectárea, en cultivos como banano y piña.
Por su parte, el Boletín Estadístico Agropecuario (agosto 2025), del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), indica que las actividades agrícolas para exportación “mantuvieron un crecimiento interanual hasta el mes de diciembre de 2024, a partir del cual han empezado a disminuir. Por otra parte, el mercado local ha mantenido una tendencia de decrecimiento durante el periodo”.
De esa situación crítica da fe Juan Gabriel Carvajal quien asegura “que el agricultor no tiene ni para una pensión”. Ante ello, reconoce el esfuerzo de este proyecto al considerar que “la educación nos va a alejar de la pobreza”.
Puntualmente, Suárez destacó que durante los talleres se brindaron capacitaciones en temas de mercadeo para que las empresas supieran cómo colocar sus productos, así como los mecanismos de venta, canales de distribución y calcular los costos de producción, para establecer precios adecuados considerando prácticas agroecológicas.
La académica de Seprodes manifestó que esta actividad académica “busca aportar a la política pública para el sector agropecuario costarricense 2023-2032 y forma parte de un esfuerzo de abordaje multi, inter y transdiciplinario en el que se tratan otros módulos como uso de abonos, protección de cultivos, plantas medicinales, apicultura y sistemas agroforestales”, mencionó.
Además de Suárez, fueron parte del proyecto el académico Martín Parada y los estudiantes Dilany Rosales y Nitchen Hughes. “Es fundamental incorporar al estudiantado en los proyectos de extensión para que entiendan cómo son las dinámicas reales de la economía, para encontrar estas alternativas que aporten a los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, concluyó Suárez.