En medio de la compleja situación militar que se ha vivido en los últimos días en Oriente Medio, parece existir un claro ganador: Israel y su primer ministro, Benjamin Netanyahu, quien, tras el ataque perpetrado sobre las bases nucleares en Irán, desde el 13 de junio, allanó el camino para reconfigurar el mapa geopolítico en la región.
Netanyahu pasó de sortear las críticas por la situación humanitaria en Gaza, en su guerra contra el movimiento Hamás, a tener un respaldo interno de un 80% de la población, que valora como positivo el ataque al enemigo iraní e incluso a contar con la venia de otros países, como Alemania y Estados Unidos.
El académico Zidane Zeraoui El-Awad, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), participó en un conversatorio organizado por la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional (UNA) para analizar justamente el entorno en una región que ha vivido en una inestabilidad constante desde hace más de dos años.
El investigador considera que Israel esperó el momento político y militar propicio para desplegar su ataque. Las críticas de la comunidad internacional por su avanzada en la Franja de Gaza, donde han fallecido más de 53 mil personas (incluyendo 16.200 niños) desde el 8 de octubre de 2023, en su lucha por erradicar cualquier vestigio relacionado con Hamás, le valió a Netanyahu una presión política y social mayúscula.
Incluso, entre la población civil de Estados Unidos, país que ha ejercido un apoyo irrestricto a Israel, las valoraciones favorables a la causa isaelí habían bajado a un 43%, mientras que las simpatías hacia los palestinos llegaban al 37%, citó Zeraoui con base en datos de una encuesta de Cid-Gallup.
Hoy, la realidad es distinta, asegura el académico, quien manifiesta que ya nadie habla de lo que califica como un genocidio lo que ocurre en Gaza. Esto, sumado al debilitamiento militar de Irán, exacerbado por los recientes ataques de Estados Unidos en sus centrales nucleares y de sus aliados naturales, abre la puerta al reconocimiento de un “nuevo Oriente Medio” con Israel como líder.
Marco Vinicio Méndez, director de la Escuela de Relaciones Internacionales de la UNA, alertó que esta situación se presenta en un contexto donde la reconfiguración en esta región se ha asumido a través del uso de la fuerza, lo que deja de lado la influencia que pudieran ejercer los organismos internacionales y de derechos humanos, e incluso de potencias como China o Rusia que no han intervenido en el conflicto.
Así se desencadenó todo
Irán pasó de ejercer un peso relevante en la geopolítica regional a verse debilitado y aislado como se muestra hoy y eso lo supo aprovechar Israel, país con el que ha tenido enfrentamientos históricos desde 1979, año en que rompieron relaciones diplomáticas.
Cuando Estados Unidos decidió invadir Irak, en el 2003, amparado en su lucha contra el terrorismo, y se da la caída de Sadam Hussein, Irán vio la posibilidad de asumir un rol protagónico en la región, tras la asunción al poder de un gobierno chiita, de clara oposición hacia Israel.
Tres años después ocurrió otro momento crucial: las elecciones en Palestina otorgaron un triunfo contundente a la organización Hamás, favorable a un radicalismo religioso que busca la erradicación sionista. El gobierno se asentó en la Franja de Gaza, dentro del territorio palestino.
Un tercer actor permitió aumentar el caudal de alianzas iraníes. Se trata del grupo militar chiita Hizbulá, cuyo centro de operaciones se estableció en Líbano y desde donde ha recibido ayuda directa de Irán, a través de sus fronteras comunes. Se unen a ellos el movimiento insurgente chií de los hutíes, afincado en Yemen.
Las piezas alrededor de los intereses iraníes comenzaban a armarse a su favor, con el apoyo también del expresidente Bashar Al Assad desde Siria. Se conformaba, de esta manera, el “eje de la resistencia”, compuesto por estos actores que tenían una visión en común: reconfigurar el mapa de Oriente Medio sin la presencia de Israel.
Es en ese contexto que el 7 de octubre de 2023 el grupo islamista Hamás llevó a cabo su ataque sobre Israel que dejó como saldo la pérdida de 1.200 vidas y la toma de 250 rehenes. La respuesta de Israel no se hizo esperar y ha sido este el panorama de conflicto militar regional que ha persistido hasta la fecha. De acuerdo con la explicación de Zeraoui El-Awad, el debilitamiento de Hamás, más la caída de Al Assad en Siria y los golpes asestados a los hutíes y a Hizbolá dejaron a Irán en franca vulnerabilidad y los israelíes supieron aprovechar el pasado 13 de enero, con una incursión que tenía como objetivo, según lo indicaron, acabar con las pretensiones de avanzar en sus esfuerzos por crear una bomba atómica, por medio del enriquecimiento de uranio.
¿Qué puede seguir?
Para Zidane Zeraoui El-Awad, de concretarse el fin de la “guerra de los 12 días” como la bautizó Donald Trump, se trataría de un paso “prometedor”. No prevé, por otra parte, un derrocamiento del régimen iraní y considera que le corresponderá ahora a esta nación negociar con otras potencias la reanudación de su proyecto nuclear, cuyo estado no está del todo claro tras los ataques israelíes y estadounidenses.
Aunque iba encaminado hacia ese objetivo, el académico considera que Irán no posee el misil atómico. Su capacidad de enriquecimiento de uranio se mantenía en un aproximado al 60% y debía llegar a un 94% para alcanzar esta meta.
Siria, en su etapa post Al Assad, se ha acercado a Israel, de la mano con el movimiento sunita Hayat Tahir al-Sham que ejerce órgano de Gobierno y que recibe el apoyo de Turquía, mientras Arabia Saudita mantiene en el congelador las negociaciones con Israel para un acuerdo de normalización de relaciones, en tanto Netanyahu se niegue a continuar con su escalada militar en Gaza.
“Irán deja de ser un actor fundamental en el Medio Oriente, probablemente va a resurgir, pero seguro después de un largo tiempo. Hoy, son tres países los emergentes: Israel que ha tenido una victoria aplastante contra Irán y sus aliados, pero también Turquía que de manera muy probable se va a rearmar para establecerse como una gran potencia regional y Arabia Saudita que siempre ha destacado por su poder financiero”, indicó Zidane Zeraoui El-Awad.
Europa, que ha lucido su papel de espectador, ha optado por plegarse a la posición estadounidense e israelí, mientras que China ve con cautela el curso de los acontecimientos, sobre todo por su dependencia del petróleo iraní y ante la amenaza de una reducción de su capacidad productiva.
El resto del mundo que vio con expectación los ataques y las respuestas militares surcando los cielos iraníes, israelíes e incluso cataríes, ahora guarda la esperanza de que la diplomacia abra el camino hacia una paz duradera y a una reducción de tensiones en este Medio Oriente reconfigurado.