En 2024, según datos del Departamento de Orientación y Psicología (DOP), 432 estudiantes de la Universidad Nacional (UNA) participaron en procesos de acompañamiento psicológico y actividades de promoción del bienestar emocional.
De este grupo, 252 recibieron atención clínica individual breve y 180 participaron en entrenamientos, charlas y capacitaciones sobre manejo del estrés, gestión emocional y convivencia saludable.
La UNA resalta estas acciones en el marco del Día Mundial de la Salud Mental, con el propósito de visibilizar la importancia de fortalecer el bienestar psicológico en el entorno académico. La institución proyecta para 2025 un incremento del 12% en la cantidad de estudiantes atendidos en psicoterapia.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada siete personas en el mundo vive con algún trastorno mental. En la población universitaria, las condiciones de ansiedad, depresión y estrés académico son las más frecuentes.
“Como equipo en psicología hemos observado un aumento en los cuadros de ansiedad y depresión, muchos de ellos con comportamiento suicida. En 2024, el 31% de los casos atendidos correspondió a un trastorno mixto de ansiedad y depresión”, explicó Kattia Vargas Fallas, psicóloga clínica y de la salud del DOP.
Atención integral y redes de apoyo
El programa de psicología de la UNA ofrece dos líneas de acción:
- Atención clínica en psicoterapia breve, dirigida a estudiantes con síntomas que interfieren con su vida cotidiana.
- Promoción y prevención de la salud mental, que incluye entrenamientos en gestión emocional, comunicación asertiva y resolución de conflictos.
Además, el departamento aplica un protocolo de atención interdisciplinaria que se activa cuando una persona estudiante presenta algún grado de riesgo y requiere respuesta inmediata. Este protocolo articula esfuerzos con carreras, decanatos y programas de becas, para garantizar el acompañamiento integral; además, “asegura una respuesta rápida y un seguimiento responsable, nuestro objetivo es proteger el bienestar y la permanencia del estudiantado”, añadió Vargas.
Otra de las estrategias institucionales es el proyecto de capacitación en Primeros Auxilios Psicológicos, dirigido a docentes y personal administrativo.
Este entrenamiento les brinda herramientas para identificar señales de alerta y ofrecer contención inicial a estudiantes que atraviesan una crisis emocional.
El proyecto se desarrolla en coordinación con la Dirección de Docencia y forma parte del enfoque preventivo del departamento.
“Buscamos que cada miembro de la comunidad universitaria reconozca cuándo una persona necesita apoyo. No sustituye la atención profesional, pero sí puede hacer una diferencia en los primeros momentos de una crisis”, indicó la psicóloga.
El programa también impulsa entrenamientos en habilidades para la vida y gestión de emociones, espacios que ayudan a las personas estudiantes a desarrollar herramientas prácticas para la vida diaria.
Entre las principales estrategias para cuidar la salud mental, la especialista recomienda:
- Dormir entre 6 y 8 horas diarias para regular el estado de ánimo y reducir el estrés.
- Mantener una alimentación balanceada, que favorezca la producción de neurotransmisores del bienestar.
- Realizar actividad física de forma regular para liberar endorfinas y mejorar la atención.
- Fomentar la conexión social y evitar el aislamiento.
- Practicar técnicas de respiración, como la 4-4-6 (inhalar en 4, sostener en 4 y exhalar en 6 tiempos).
- Establecer metas realistas para disminuir la sobrecarga.
- Respetar el derecho a la desconexión digital, especialmente antes de dormir.
- Buscar apoyo profesional cuando los síntomas interfieran con la vida cotidiana.
“La terapia psicológica ayuda al cerebro a generar nuevas conexiones neuronales y, con ello, nuevas perspectivas de afrontamiento”, señaló
Retos actuales y enfoque institucional
Según el DOP, los principales desafíos están relacionados con el aumento de casos complejos y las condiciones socioeconómicas que afectan el bienestar de los jóvenes. Algunos estudiantes enfrentan limitaciones de acceso a servicios externos, lo que refuerza la importancia del acompañamiento que ofrece la universidad.
“El mayor reto es responder a las necesidades de forma integral, considerando que muchos estudiantes presentan síntomas de mediana y alta severidad y no siempre cuentan con cobertura del seguro social. Este contexto exige trabajo interdisciplinario y compromiso institucional”, afirmó la experta.
La profesional recordó que las acciones del departamento buscan favorecer la permanencia y el egreso exitoso de los estudiantes, más allá de las dificultades emocionales que puedan atravesar durante su formación.
“Invitamos a las familias y a la sociedad a reconocer la salud mental como un derecho y a apoyar activamente estos procesos, que benefician tanto a la persona como a la comunidad universitaria en su conjunto”, concluyó Vargas.