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Graduados de la UNA Sede Regional Brunca reafirman el poder transformador de la educación pública

La Universidad Nacional (UNA) celebró las graduaciones de la Sede Regional Brunca en los campus de Coto y Pérez Zeledón, los días 6 y 7 de noviembre respectivamente. Una nueva generación de profesionales reflejó el poder transformador de la educación pública en las regiones; todas sus historias expresan, en grado diferente, la perseverancia que se requiere para afrontar distancias, limitaciones económicas y la misma pandemia, pero también la esperanza que les impulsa para construir un futuro diferente desde sus comunidades.

Cada testimonio es confirmación de que alcanzar un título universitario en la zona sur requiere más que disciplina. “Hoy cierro un capítulo de mi vida que no quiero que termine”, expresó Camila Zeledón Morales, representante estudiantil de Pérez Zeledón. “Empezó con dudas, con esa incertidumbre de no saber si tomaba el camino correcto, pero terminó con la certeza de que todo, absolutamente todo, valió la pena”.

Esa misma convicción acompañó a Ezequiel Montezuma Arango, graduado en Recursos Humanos, quien reconoció los momentos de desánimo. “Tuve muchas dificultades, hubo momentos en que quería rendirme... me desanimaba, pero retomaba otra vez la oportunidad que me daba la universidad para seguir adelante”.

En Coto y Pérez Zeledón, la vida universitaria se entrelaza con la necesidad de trabajar y sostener responsabilidades familiares. Vanessa Varela González, licenciada en Administración de Oficinas, recordó que “en el momento en que estaba sacando la licenciatura era mucha la carga: estudiar, hacer la tesis y también trabajar”.

Para quienes iniciaron en pandemia, como María José Chacón Mora, de Ingeniería en Sistemas, la experiencia fue doblemente desafiante. “Pasar de lo presencial a estudiar desde casa fue complicado, pero aprendí a adaptarme”.

Desde la perspectiva de los estudiantes del Campus Coto, la distancia y las condiciones rurales representan un reto diario. Luisa Mora Artavia, representante estudiantil, resumió esa realidad: “Formarse en una zona rural no es sencillo. Sabemos lo que significa estudiar con recursos limitados, viajar largas distancias e incluso trasladarse lejos de la familia para acceder a la educación pública”.

En comunidades como Río Claro, el costo de estudiar implica decisiones que involucran a toda la familia. La estudiante de Ingeniería en Sistemas lo describió así: “El costo de los pasajes era de unos dos mil colones diarios; era un gasto constante, pero necesario para cumplir el sueño de graduarme”.

Las historias también revelan la fuerza de los hogares que acompañan en silencio. Zeledón recordó haber visto “estudiantes que dejaban su casa y su familia para estudiar” y reconoció “los sacrificios enormes de padres y madres que creyeron en nosotros”.

En ese contexto, las becas socioeconómicas de la UNA se convirtieron en una oportunidad decisiva. Vanessa Varela lo expresa con gratitud: “Sin esa beca no hubiera podido estudiar. Fue una motivación y una señal de que alguien creyó en mí desde el inicio”. Igual para Ezequiel Montezuma: “ese apoyo representó una oportunidad real, porque en otra universidad no la habría tenido”.

El impacto de la educación pública también trasciende a las oportunidades internacionales. Kenneth Mora Prado, ingeniero en Calidad e Innovación Agroalimentaria, relató: “La Universidad fue una llave a diferentes puertas. Pude participar en congresos internacionales, viajar a Chile y realizar mi práctica profesional en México. Con la preparación técnica que recibí pude cumplir todas mis expectativas”.

Durante las ceremonias, la vicerrectora de Docencia, Jannette Valverde Chávez, y el rector, Jorge Herrera Murillo, reconocieron el valor de quienes iniciaron sus carreras en plena crisis sanitaria. Ambos coincidieron en que “la resiliencia demostrada por los graduados no es una palabra de moda, sino una habilidad vital que llevarán consigo para siempre”.

Ese espíritu también se expresó en las palabras del representante de la Feuna, David Zúñiga Bartels, quien afirmó que la educación pública “se defiende desde los territorios, con convicción, compromiso y amor”.

Las palabras de los graduados también inspiran a quienes inician su camino universitario. “Por más obstáculos, siempre piensen en el resultado. Entre más nos cuesten las cosas, mayor será la recompensa”, dijo Varela. En la misma línea, Mora Prado añadió: “No se desmotiven. Es complicado, pero todo es disciplina, constancia y querer: si uno lo quiere, lo alcanza”.

Por su parte, el decano de la Sede Regional Brunca, Elvis Rojas Ramírez, anunció que la Universidad continuará fortaleciendo su presencia en la región con nuevas obras y programas. “Avanzamos con la construcción de residencias estudiantiles, nuevas aulas y laboratorios en el Campus Coto, y con la apertura de carreras especializadas. El desarrollo no se decreta en San José, se construye en los territorios”.

En estas segundas graduaciones 148 estudiantes recibieron sus títulos universitarios en los campus de Coto y Pérez Zeledón. 

 

 

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