La Universidad Nacional de Costa Rica (UNA) entregó 39 nuevos títulos a profesionales formados en Educación Rural. De ellos, 38 corresponden al grado de licenciatura de estudiantes provenientes de los cantones de Guatuso, Los Chiles y Upala, mientras que uno corresponde al nivel de diplomado, recibido por una persona estudiante del cantón de La Cruz, en Guanacaste.
Durante el acto realizado en el Salón Multiuso de Katira de Guatuso, Ericka Vásquez Salazar, decana del Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE) de la Universidad Nacional recordó la trascendencia del trabajo docente en los territorios más alejados.
“El país necesita docentes capaces de reconstruir la esperanza educativa desde el territorio, capaces de enseñar con amor, rigor y justicia en un contexto donde los rezagos son profundos”, afirmó. “El 60% del estudiantado en primaria y secundaria presenta rezagos en lectura y matemática; nueve de cada diez jóvenes tienen bajo desempeño en pensamiento matemático y la comprensión lectora ha retrocedido medio año escolar. Son niñas, niños y jóvenes que necesitan acompañamiento”.
Historias que nacen en el territorio
Entre las nuevas profesionales destaca Beatriz de los Ángeles Bustos Sotelo, hoy licenciada en Educación con Énfasis en Educación Rural. Para ella, este logro representa mucho más que un título.
“Este título significa oportunidad”, aseguró. “Es cumplir metas y sueños que quedaron suspendidos porque venimos de un cantón pobre, donde no existen muchas opciones y el empleo es mal pagado. No podíamos aspirar a pagar una universidad, pero gracias a la UNA y a la Municipalidad de Los Chiles muchas personas de escasos recursos pudimos alcanzar nuestros sueños”.
Nacida en Nicaragua y criada en la frontera norte, Beatriz trabajó durante diez años como cocinera en el CTP de Los Chiles antes de convertirse en docente hace año y medio. Hoy celebra su papel en las aulas rurales, un entorno que describe como desafiante y profundamente humano.
“La experiencia es muy linda. Pasamos barro, charcos, los carros se van de lado… pero las comunidades rurales son especiales: llenas de cariño y respeto”, dijo.
Beatriz dedicó su título a su madre, quien fue maestra en zonas rurales y su principal ejemplo de superación. “Mi mamá se hizo maestra a los 33 años. Ha sido mi mayor ejemplo de que podemos lograr lo que queremos si se lo pedimos a Dios”.
Otra de las graduadas, Judith Martínez, celebró su licenciatura en Educación Rural para I y II Ciclo, un logro que cataloga como la culminación de un largo camino.
“Esta graduación significa el cumplimiento de un sueño. Fueron días de sacrificio, de dudas y miedos, pero también confirma el valor de la educación en la sociedad”, expresó emocionada.
Martínez, docente en una escuela del cantón de Grecia, dedicó su título a sí misma —“porque me alenté cuando ya no quería seguir”— y a su familia, especialmente a su esposo, “mi apoyo incondicional en todo el proceso”.
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La formación de estos 39 nuevos profesionales beneficia directamente a territorios con profundas desigualdades educativas, donde la figura del docente se convierte en guía, acompañante y referente comunitario.
El CIDE reafirmó su compromiso de continuar fortaleciendo la Educación Rural como una herramienta clave para el desarrollo territorial y la equidad educativa en Costa Rica.