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Especialistas de la UNA dan recomendaciones para afrontar con éxito el curso lectivo

El próximo jueves 8 de febrero las aulas de escuelas y colegios de todo el país volverán a recibir a miles de niños y adolescentes, que inician el periodo de clases de 2024 con los consecuentes ajustes en las rutinas diarias de cada familia.

La transición a la nueva normalidad educativa requiere una cuidadosa preparación para asegurar un comienzo exitoso, especialmente para quienes enfrentan el paso de preescolar a primaria, de ésta a secundaria o bien, del colegio a la universidad.

Tras un reciente pronunciamiento del Colegio de Profesionales en Orientación, según el cual, durante el periodo de inicio de lecciones, las crisis nerviosas y de ansiedad de los estudiantes crecen entre un 30% y un 40%, especialistas en psicología y educación de la Universidad Nacional (UNA) ofrecen una serie de recomendaciones.

Cinco consejos para padres

Ana León, académica de la Escuela de Psicología de la UNA, brinda una serie de consejos, dirigidos a padres de familia, sobre cómo pueden abordar este tipo de situaciones.

  1. Escucha activa

La experta hace alusión al término de tener “orejas de elefante” para que, más allá de regañar o dar indicaciones, de previo los padres de familia escuchen con atención todo lo que los jóvenes o niños quieren decir con respecto a la situación que enfrentan con el cambio de grado o el ingreso a clases. “Para generar cambios, se debe primero crear una confianza, un vínculo. Se trata de validar los sentimientos y conocer a profundidad por qué razón me estoy sintiendo de una u otra manera”, dijo.

  1. Involucramiento prudente

Antes del inicio de clases, en el caso de los grados de preescolar, primaria y secundaria, es importante que el papá y la mamá conozcan el entorno del centro educativo. Esa medida debe llevarse a cabo de una manera prudente, indica la académica. “No se trata de llegar a un punto de sobreinvolucramiento; es decir, que el padre de familia tenga que estar yendo todos los días a la escuela a supervisar porque, lejos de ayudar a corregir una situación, puede generar más presión sobre el menor”.

  1. “Red de padres”

Si en la comunidad existen otras familias que también llevan a sus hijos al mismo centro educativo, es factible que se pueda crear un grupo de comunicación entre papás y mamás, de manera que pueda atenderse en conjunto situaciones de nerviosismo o ansiedad. También se puede propiciar que los menores fomenten sus propios vínculos, como una medida que podría atenuar los efectos de los cambios que experimentan.

  1. Entender los procesos de adaptación

Muchas veces, los casos de ansiedad se producen también por la presión indebida que los padres de familia ejercen sobre los hijos, con respecto a la expectativa que se espera de ellos y a las metas académicas que deben alcanzar. “Ahí hay que tener paciencia y cuidado, los procesos de adaptación pueden llevarles días, semanas; no todos avanzan al mismo ritmo y eso debe asimilarse desde el hogar”.

  1. Buscar información

La académica Ana León asegura que en la Internet abunda información útil sobre la forma como los padres de familia pueden afrontar este tipo de crisis. En este sentido, la experta invita a que, por medio de la lectura o de otros materiales, incluso audiovisuales, los padres puedan escuchar a expertos en la materia sobre el abordaje de este tipo de situaciones.

Más consejos para un comienzo exitoso

Especialistas del Instituto Estudios Interdisciplinario de la Niñez y la Adolescencia (Ineina), por su parte, sugieren recomendaciones para apoyar el regreso a clases de las personas menores de edad en dos áreas: emocional y académica.

En el ámbito emocional, sugieren:

  • Crear un ambiente tranquilo, crucial para aquellos niños que ingresan por primera vez a un centro educativo. Los adultos desempeñan un papel esencial al expresar sus emociones de manera positiva.
  • Permitir que sus hijos expresen libremente las emociones relacionadas con el regreso a clases, validando sus sentimientos sin sancionar el temor o la ansiedad. Comprender y gestionar estas emociones es fundamental para una adaptación exitosa.

En el ámbito académico, se ofrecen sugerencias prácticas para establecer hábitos efectivos de estudio:

  • Establecer y mantener una rutina de estudio que contemple paciencia, dedicación y perseverancia, con lo cual se fomentan hábitos que permitan cumplir con las exigencias escolares.
  • Crear una ruta de planificación en lugar de un horario rígido, teniendo en cuenta un horario regular, identificando el mejor momento para estudiar y estableciendo metas específicas.
  • Incluir descansos en la rutina de estudio para evitar el agotamiento y buscar un lugar tranquilo y libre de distracciones para realizar actividades académicas.
  • Priorizar tareas, promover el uso de planificadores o agendas y ser realista al establecer metas alcanzables, según la edad del estudiante.

Cuide sus manifestaciones

La especialista León también fue enfática a la recomendación de prestar atención a las situaciones de estrés, ansiedad o nervios para detectar si escalan a sintomatologías que puedan manifestarse en cuadros de insomnio, sensaciones de ahogo, aislamiento social, reticencia a comer, náuseas o vómitos.

“Si se presentan estos casos, es fundamental un primer acercamiento con el centro educativo. Algunas escuelas o colegios ofrecen un servicio de acompañamiento psicológico, si es del caso, y esos recursos deben aprovecharse, si están disponibles, en beneficio del niño o la persona joven”, aconsejó León.

Asimismo, entre las causas de este tipo de manifestaciones, la académica resaltó que es importante considerar, por ejemplo, el ciclo evolutivo, en el caso de los más pequeños. “A veces, se encuentran con un cambio muy abrupto en la metodología de enseñanza, cuando estaban acostumbrados a espacios donde había mucho juego, como en el kínder, a pasar de repente a estar sentados en un pupitre, como en la escuela”.

Lo mismo puede ocurrir en las transiciones de escuela a colegio, incluso en secundaria hacia grados décimo y undécimo o del colegio a la universidad.

Evidentemente, el tema de la pandemia y las secuelas generadas por la falta de socialización, luego de dos años de pasar aislados en sus casas, es un factor que los padres de familia deben considerar como causas ante eventuales cambios en el comportamiento o estado anímico de los hijos.

En el caso de los niños más pequeños, Ana León aconsejó prestar atención a lo que ella denomina como “retrocesos en su proceso evolutivo”. Por ejemplo, “si tienden a aislarse, si se orinan en los pantalones, si padecen de pesadillas recurrentes”. En estos casos, no se trata de regañarlos con frases como “no haga eso porque ya usted está grande”, sino de conocer y validar lo que efectivamente está sintiendo ese niño o niña.

Complementariamente, desde Ineina recomiendan ser flexible en la rutina de estudio y celebrar los logros obtenidos, lo cual motiva a los estudiantes a continuar con su compromiso. Según un estudio realizada por Ericka Tatiana Vásquez (2022), en su tesis de licenciatura en dicho instituto, la motivación desempeña un papel crucial en el aprendizaje de los niños. El uso de palabras motivadoras por parte de los padres influye positivamente en la disposición de los hijos para enfrentar desafíos.

Por todo lo anterior, se insiste en mantener un canal de comunicación abierto con los hijos, escuchándolos y brindándoles el apoyo emocional necesario en esta etapa de transición.

Prepararse para el regreso a clases no solo implica adaptarse a nuevos horarios y tareas, sino también garantizar un equilibrio emocional y académico para un inicio exitoso.

Foto: vejaa/Pixabay

Foto: tonodiaz/Freepik 

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