*Luis Castro Hernández
**Fiorella Salas Pinel
Como ya se ha evidenciado en estos últimos días, el recurso hídrico, lejos de ser inagotable, enfrenta amenazas constantes. Conservarlo se convierte en una misión esencial para asegurar que las generaciones presentes y venideras disfruten de este tesoro vital.
En este contexto crítico, y tras las elecciones municipales, surge una pregunta fundamental: ¿Cómo influirán estas votaciones en el futuro de este recurso en las comunidades costarricenses?
Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) resaltan que, en 2018, el 92,4% de la población costarricense tenía acceso a agua potable. No obstante, en 2022, esta cifra disminuyó al 89,5%; es decir, un 10,5% carece de este recurso. Estas cifras plantean una interrogante de la mayor relevancia: ¿Le estamos dando la debida atención a la gestión del agua en nuestros entornos locales?
Más allá de la urgente necesidad de crecimiento económico, seguridad e infraestructura, resalta un compromiso ineludible: la conservación del agua. En un mundo donde aproximadamente el 70% de la superficie está cubierta por agua, pero solo el 2,5% es dulce y menos del 1% es accesible para el consumo humano, la atención sobre este recurso es crucial. ¿Cómo aseguramos que el elemento más esencial para la vida no se agote? En ese contexto, las elecciones municipales adquieren una gran relevancia, ya que elegimos a quienes liderarán nuestras comunidades, incluyendo la coordinación interinstitucional local alrededor de nuestro tesoro hídrico.
Cumplimiento de objetivos
Ante este panorama, el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número seis, de la Organización de Naciones Unidas (ONU), sobre cómo garantizar la disponibilidad de agua, su gestión sostenible y el saneamiento para todas las personas, es una guía esencial para abordar la gestión del recurso.
Costa Rica, encaminada a cumplir con la Agenda 2030, se encuentra a solo seis años del límite para alcanzar sus metas, y las adversidades actuales nos plantean de si seremos capaces de cumplir con el ODS 6. Hoy día enfrentamos el desafío de apoyar y fortalecer la participación de las comunidades locales en la mejora del uso y la gestión del agua y el saneamiento, por lo que este llamado a la acción trasciende las elecciones municipales; exige un compromiso integral de las personas recién electas, para garantizar un futuro sostenible en nuestras comunidades. La Agenda 2030 nos desafía a transformar nuestras intenciones en acciones concretas.
En el escenario nacional, las inequidades sobre el acceso y manejo del agua son persistentes. Las marcadas disparidades entre las diversas zonas de planificación, como la Región Central, en contraste con las áreas rurales y urbanas, plantean desafíos significativos.
Un vistazo a la información más reciente del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), con datos del INEC en el 2022, revela que la posesión de alcantarillado en la Región Central alcanzó el 33%, mientras que en la región Chorotega, Pacífico y Caribe se mantuvo en alrededor del 10%.
Asimismo, respecto a la tenencia de tanque séptico, un 75% de hogares aseguró contar con uno, de los cuales, hasta dos tercios de estos sistemas están ubicados en la Región Central y una media del 90 % en otras regiones. Esto indica que una gran proporción de hogares y de actividades productivas depende de sistemas sépticos individuales, en lugar de sistemas de alcantarillado centralizado, lo que puede tener implicaciones para la gestión de aguas residuales y, a la vez, evidenciar las diferencias en la infraestructura sanitaria de las distintas regiones.
En el escenario actual, es preocupante el aumento en el acceso al agua no potable, lo que plantea riesgos inminentes, como la necesidad urgente de abordar el desafío hídrico. Este problema va más allá de las cifras; afecta directamente la vida cotidiana, las actividades productivas y el desarrollo de nuestras comunidades. La conexión intrínseca entre el acceso sostenible al agua, el crecimiento económico y el desarrollo plantea la importancia de estas elecciones para garantizar un futuro sostenible y próspero para nuestras comunidades.
Con las cifras anteriores, queda claro que aún hay mucho camino por recorrer. Ante ello, convocamos a la población costarricense a utilizar de manera adecuada el recurso hídrico a la vez que instamos a las personas electas en este proceso municipal a comprometerse en fortalecer la gestión responsable del agua en el ámbito local.
Además, es esencial proponer acciones concretas, tales como impulsar políticas públicas enfocadas en la conservación del agua y fomentar la participación comunitaria para fortalecer la gestión hídrica. Bajo el lema "Por un futuro sostenible, tu voto cuenta, ¡y el agua también!", recordamos que cada elección es una oportunidad para contribuir directamente con la conservación de nuestro recurso más preciado; sin él no hay vida ni economía.
*El autor es estudiante asistente del Programa Sectores Productivos y Desarrollo (SEPRODES), de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA).
**La autora es académica del Programa Sectores Productivos y Desarrollo (SEPRODES), de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA).
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