Imaginemos la vida de una persona joven que por diversas circunstancias no pudo culminar sus estudios. No tiene trabajo y sus oportunidades son escasas. Reside en una comunidad marginal donde la pobreza y la exclusión son el pan de cada día. La combinación de todos estos factores genera una alternativa para que grupos de crimen organizado logren reclutarlo e integrarlo a sus actividades delictivas, a cambio de droga o dinero.
Es, a criterio del sociólogo, internacionalista y comunicador social de la Universidad Nacional (UNA), Abelardo Morales, la ocupación de los “espacios vacíos” por parte de la delincuencia organizada que provocan la falta de políticas públicas claras en materia de educación, atención de la pobreza y generación de empleo.
“Estamos viviendo una época donde existen espacios vacíos en términos de la integración social, inclusive en la construcción del tejido de lazos comunitarios. Ese vacío hace que nuestros jóvenes estén privados de una serie de condiciones que imposibilitan su integración a una vida con oportunidades, no ven un horizonte de ascenso social. Y es ahí donde se forma un semillero para el reclutamiento de estas personas hacia bandas de crimen organizado”, reflexionó Morales.
De acuerdo con datos de la sección de estadísticas del Organismo de Investigación, un 67% de los homicidios ocurridos en el país entre el 1º de enero y el 12 de octubre del 2023 estaban catalogados como “ajustes de cuentas o venganzas”, cuyo móvil principalmente está relacionado con las disputas que se dan entre bandas dedicadas al narcotráfico.
Esa tendencia suma al hecho de que el 2023 será el año récord en cuanto a homicidios. Fue lo que señaló el director del OIJ Randall Zúñiga en una audiencia en la Comisión de Seguridad y Narcotráfico de la Asamblea Legislativa, este jueves 12 de octubre, señalando que al finalizar el año el país podría cerrar con la inédita cifra de 904 crímenes cometidos.
Mutación de la criminalidad
Abelardo Morales participó en el podcast Cuentas y Cuentos de la Oficina de Comunicación de la UNA. El título del episodio fue: “Los espacios vacíos que ocupan la criminalidad: un análisis desde la sociología”.
En este espacio, el especialista recalcó que la criminalidad es una expresión más de la crisis social y de valores que está viviendo Costa Rica.
Dicha crisis se fundamenta en el hecho de que delitos como los hurtos, los asaltos y los robos, eran los más comunes de la realidad nacional. El panorama se trastocó ante la arremetida de otro tipo de criminalidad más tecnificada.
“Aparece un fenómeno nuevo que se inserta en medio de condiciones sociales preexistentes en nuestra sociedad y que tiene que ver con lo que llamamos el crimen organizado transnacional que tiene vínculos no solo con el narcotráfico, sino también con otro tipo de delitos, como el tráfico de personas”, explicó Morales.
Desde el punto de vista sociológico, el enraizamiento de la criminalidad organizada en el país es un factor que hace que las personas sientan que se les está robando parte de su paz y de su tranquilidad, la seguridad en su propio barrio y comunidad y hasta la libertad para desplazarse en sitios públicos.
En la más reciente encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica, la inseguridad es la principal preocupación de la ciudadanía con un 27,8% de menciones. Además, en poco más de nueve meses del 2023 se ha registrado la mayor cantidad de homicidios donde la víctima no era el blanco de los sicarios. Así ocurrió en 21 ocasiones.
Indiferencia globalizada
Otro elemento para considerar es la normalización del fenómeno de la violencia y la indiferencia que algunas personas puedan desarrollar en torno a ella.
“Considero que nuestra indiferencia individual no es una decisión personal. Corresponde más bien a una corriente que yo denomino la ‘globalización de la indiferencia’. Es esa pérdida de la capacidad de asombro que tenemos los seres humanos y que es resultado de la falta de solidaridad que nos aqueja", indicó el experto.
En medio de esta crítica situación, se anteponen las acciones que deben impulsar las autoridades nacionales para contener el crimen. La Contraloría General de la República exigió al Gobierno contar con una política de seguridad con líneas de acción claramente definidas en el corto, mediano y largo plazo.
Para el sociólogo Abelardo Morales, dicho plan debería incluir respuestas inmediatas a la situación de inseguridad que considere la dimensión policial. Sin embargo, asegura que debe estar relacionada además con otros elementos relacionados con la prevención del delito.
“Se trata no solo de pensar en programas comunitarios, sino que logre articular al Ministerio de Seguridad Pública y a todas las policías del país con otras estrategias, que atiendan por ejemplo el deterioro en el sector educativo, el fortalecimiento de los sistemas de salud, el fomento del empleo y el combate a la pobreza”, manifestó Morales.
El podcast correspondiente a este episodio lo puede escuchar tanto en YouTube como en Spotify accediendo a los siguientes vínculos:
https://www.youtube.com/watch?v=4qb1i-0eVWc
https://open.spotify.com/episode/19zfGLUZZjdAMS8jh3P8TC?si=1p2aLEDoSn-MXNur0_Nz8A&nd=1
*Foto cortesía Ministerio de Seguridad Pública
