Cada 2 de abril se conmemora el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, una fecha que invita a reflexionar sobre la importancia de reconocer y valorar la neurodiversidad. En la Universidad Nacional (UNA), la inclusión de las personas con autismo es un compromiso que trasciende lo simbólico y se traduce en acciones concretas para garantizar su participación plena en la vida académica y laboral, según manifiestan una estudiante y una funcionaria.
Karol Muñoz Cambronero, funcionaria de esta institución y persona autista, enfrenta barreras en su vida debido al desconocimiento y los prejuicios. Sin embargo, su experiencia en la universidad es un testimonio de avance hacia una comunidad más inclusiva. “El autismo es mi lugar seguro, donde puedo ser genuinamente yo. Está bien ser diferente; ser diferente es hermoso”, expresó. Recuerda que, durante años, el entorno no siempre fue comprensivo con su manera de procesar el mundo, y muchas veces sintió que debía camuflarse para encajar. “Aquí en la UNA encontré personas que no me pidieron cambiar, sino que me aceptaron tal como soy. Eso ha hecho toda la diferencia”, afirmó.
Por su parte, Valeria Chavarría Umaña, estudiante de la UNA, también comparte su experiencia al haber ingresado a la universidad sin conocer su diagnóstico. “El primer año fue un reto enorme. La sobrecarga sensorial, la ansiedad por no entender ciertas dinámicas sociales y la falta de información sobre mi propia condición me hicieron dudar de mis capacidades”, relató. Con el tiempo, encontró apoyo en docentes y personal administrativo, quienes le brindaron herramientas para gestionar su aprendizaje y desenvolverse en el campus. “Saber que hay personas que buscan entendernos y apoyarnos nos da confianza para seguir adelante. No se trata de “adaptarnos” a un sistema rígido, sino de encontrar maneras en que todos podamos convivir con respeto y equidad”, agregó.
La UNA, a través del Programa de Inclusión y Apoyo Estudiantil del Departamento de Orientación y Psicología(DOP-UNA), promueve espacios de respeto y equidad para estudiantes y personas funcionarias dentro del espectro autista. Para lograrlo, es fundamental el acceso a información confiable y la implementación de medidas que faciliten la integración académica y social. “Las personas autistas perciben el mundo de manera distinta, lo que puede generar desafíos en la interacción social y el entorno universitario. Sin embargo, con el apoyo adecuado, pueden desarrollarse plenamente”, enfatizó Chavarría.
Entre las acciones clave para fomentar la inclusión, especialistas destacan la necesidad de eliminar barreras físicas y sociales, sensibilizar a la comunidad universitaria y adaptar metodologías de enseñanza.
Los expertos recuerdan que el autismo no es una enfermedad ni una condición que deba “curarse”; es una forma de percibir y procesar el mundo. Desmitificar ideas erróneas es un paso crucial para construir una comunidad más empática y respetuosa. Algunos mitos comunes sobre el autismo incluyen:
· “Las personas con autismo no tienen emociones”: sienten emociones intensamente, aunque las expresan de manera diferente.
· “El autismo es causado por las vacunas”: no hay evidencia científica que respalde esta afirmación.
· “Las personas con autismo no quieren socializar”: muchas desean interactuar, pero puede que necesiten apoyo para comprender dinámicas sociales.
· “El autismo solo afecta a la infancia”: es una condición de por vida y se manifiesta en diferentes etapas.
“Si nos ven en el campus hablando de nuestros intereses, caminando con stimming (auto regulación emocional) o explorando nuestro entorno de formas distintas, sepan que estamos bien y somos felices haciéndolo”, concluyó Muñoz.
En este Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, la UNA reafirma su compromiso con la inclusión y hace un llamado a la comunidad universitaria para seguir construyendo un espacio donde todas las personas, sin excepción, se sientan valoradas y comprendidas.