Los ojos del mundo estarán posados en las próximas semanas en lo que ocurra dentro de la Capilla Sixtina, ubicada dentro del Estado del Vaticano, donde 135 cardenales, aproximadamente, elegirán al sucesor del papa Francisco.
Aunque el sigilo será la norma a partir del momento en que las puertas de la capilla se cierren y el Colegio Cardenalicio se concentre en el cónclave, existe una realidad que para el subdirector de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión de la Universidad Nacional (UNA), Diego Soto, es innegable: lo que está pasando actualmente en el mundo.
“El conflicto geopolítico es muy delicado en este momento. Atravesamos muchas guerras en diversas partes del mundo, incluso una guerra económica y es algo sin precedentes en este siglo, de manera que este contexto no puede ser indiferente a la elección del papa”, manifestó el académico.
Las guerras avivadas por la invasión rusa a Ucrania y la situación en la Franja de Gaza, con el ataque de Israel contra objetivos del grupo Hamás, son focos de atención global ante los cuales, incluso, el papa Francisco adoptó posiciones contundentes para poner fin a los conflictos bélicos y para detener las masacres humanitarias.
Estas amenazas en el propio vecindario europeo, sin embargo, no garantizan que la elección de los cardenales se incline por un sucesor proveniente de este continente. “Podríamos especular, pero me parece a mí que será una hipótesis sometida a prueba”, indicó Soto.
Cualquier especulación al respecto se ve acompañada, además, por elementos que han sido inéditos en la última elección papal. Por un lado, estuvo la renuncia de Benedicto XVI por razones de salud y luego, el ascenso a la silla de San Pedro del primer papa latinoamericano y apenas el cuarto no europeo en los últimos 1.500 años.
Estos hechos marcan un precedente de que cualquier cosa puede ocurrir, por más que se vaticine y se hable de nombres. De hecho, en los últimos días, cardenales como el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin (italiano, 70 años), Matteo Zuppi (italiano, 69 años), Luis Antonio Tagle (filipino, 69 años), Fridolin Ambongo (congoleño, 65 años), Robert Prevost (estadounidense, 69 años), Péter Erdö (húngaro, 72 años) o Gerald Lacroix (canadiense, 67 años) han destacado como posibles sucesores.
Sin embargo, en la elección de Jorge Mario Bergoglio, en el 2013, uno de los nombres “papables” de aquel momento era el del cardenal italiano Ángelo Scola, aunque finalmente la elección mayoritaria se inclinó por el jesuita argentino.
¿Continuará el legado?
La influencia de la geopolítica global en el cónclave se ve marcada, además, por las posiciones que marcaron el papado de Francisco, donde su preocupación por las crisis ambientales recogidas en su encíclica Laudato si, se tradujeron en un énfasis en la relación estrecha entre Dios, los seres humanos y la tierra, bajo el concepto de cuidar “la casa común”.
“Partía del precepto de que los cristianos jamás pueden ser indistintos a la crisis ecológica. Un gran eje de su encíclica era la necesidad de emprender una reforma estructural porque la situación que atravesamos es civilizatoria, generada por un sistema económico que excluye a las personas”, explicó Diego Soto.
De ahí la priorización que Francisco dio a la necesidad de velar por la situación de las personas en condición de pobreza y cómo esto alienta los fenómenos migratorios, aspecto que ha dominado las agendas políticas y las campañas electorales, como ocurrió con la pasada elección que derivó en el triunfo de Donald Trump, en Estados Unidos.
En el papel, podría indicarse que la influencia de Bergoglio podría tener asidero en el Colegio Cardenalicio: 108 de 135 cardenales menores de 80 años que podrán tener voz y voto en la designación del nuevo papa, fueron nombrados por él, lo que representa hasta el 80%, aunque al final de cuentas, esto tampoco signifique ninguna certeza.
El mundo católico también se debate si el nuevo papa dará seguimiento a los visos de reforma instaurados por Francisco, que para cierto sector de la iglesia fueron muy progresistas, sobre todo en temas relacionados con la incorporación de mujeres en puestos de jerarquía de la curia romana o la posibilidad de ungir con la bendición a parejas del mismo sexo, sin que esto sea un reconocimiento pleno de dichas uniones.
De entrada, el pastel ideológico a lo interno del Colegio Cardenalicio parece dividido. Se habla que, del total de cardenales, 38 son moderados, 25 conservadores y 15 progresistas, mientras que los demás se orientan hacia corrientes más tradicionalistas.
Para Diego Soto, el cónclave podría llegar a una resolución célere, en vista de que puede existir al menos un panorama general entre los cardenales. “Puede haber un perfilamiento, que no es lo mismo decir que ya tengan nombres en la cabeza, pero a diferencia de la elección anterior, donde fue sorpresiva la renuncia de Benedicto XVI y se encontraron frente a una situación inédita, esta vez el entono es distinto”, aclaró.
Lo cierto del caso es que el mundo entero estará expectante ante la decisión que se tome en los siguientes días, frente a un proceso donde la cautela y el secretismo son protagonistas, en medio de un debate abierto sobre el rol que asumirá la iglesia católica ante un mundo convulso y de luchas abiertas.