Luis Villalobos fue parte de los funcionarios recién jubilados que recibieron un reconocimiento por su trayectoria en la ECB-UNA. Le acompañan Esteban Picado, decano de la FCEN, Francisco González, rector de la UNA, Rolando Mendoza exdirector y Ángel Herrera, director de la ECB-UNA.
La Escuela de Ciencias Biológicas (ECB-UNA) nació con la Universidad Nacional (UNA). Quienes idearon y dieron los primeros pasos en la creación de la esta Institución, tuvieron mucha claridad respecto al papel de las ciencias naturales y su presencia en los planes académicos de una casa de estudios en gestación.
“Había muchas limitaciones financieras en esa época, pero teníamos la mística de un grupo de biólogos recién graduados de la Universidad de Costa Rica, los graduados de la Normal Superior, y los estudiantes que veníamos entrando con grandes expectativas, y todas se cumplían, porque era un Departamento en ese entonces, Escuela poco después, muy comprometido con la formación de los estudiantes y la calidad humana”, dijo Luis Villalobos, académico jubilado de la ECB-UNA.
50 años después, la ECB-UNA cuenta con más de 200 estudiantes e imparte 250 cursos, posee dos estaciones biológicas y cuatro carreras, la más reciente en Biotecnología. “Hemos aportado en la conservación de los bosques, el manejo de los mares, en políticas públicas afines y en la gran cantidad de estudiantes que se unen a la fuerza laboral de este país”, dijo Ángel Herrera, director de la ECB-UNA.
El pasado 16 de febrero, en el auditorio Clodomiro Picado, se realizó el acto de conmemoración del 50 aniversario de la ECB-UNA, donde participaron Francisco González, rector de la UNA, Esteban Picado, decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Rolando Mendoza Hernández, primer director de la ECB-UNA (1973 -1975), y como representantes de los académicos jubilados Freddy Pacheco y Claudia Charpentier.
“Los inicios de la ECB-UNA se caracterizaron por la juventud y mística de sus forjadores, su desarrollo y éxito actual, es el resultado de los esfuerzos de quienes hoy prosiguen con este proyecto universitario. Por 50 años más, y aunque muchos de nosotros ya no estaremos, es compromiso de los jóvenes luchadores, seguir con esta tarea de conservación y desarrollo sostenible”, dijo Mendoza.
Retos
“La UNA por el perfil filosófico que la originó, entendió ese compromiso de lealtad, de responder a las necesidades del país, yo no me quité de la mente y no se ha renunciado al principio de universidad necesaria, y la ECB-UNA asumió ese compromiso con el ambiente, con los recursos naturales que no se visualizaban tan críticos, y con los sectores sociales, entre otros. Asociar la ciencia con el desarrollo científico y el conocimiento para responder a las necesidades de la gente, a los trabajadores que dependen de los recursos naturales, la conservación y la sostenibilidad, hace que esta escuela se diferencie de otras escuelas de biología, incluso a nivel centroamericano”, destacó Villalobos.