En noviembre de 2011 se lanzó Café-UNA, producido por estudiantes, profesores y trabajadores de campo de la Escuela de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional (ECA-UNA). Más de 10 años después, su imagen se renueva para ingresar a una nueva etapa: café de especialidad, una medida resiliente de gran importancia, que permite sobrevivir con el cultivo a nivel nacional, y que se enmarca dentro de un mundo globalizado, donde el consumidor consciente, desea conocer toda la trazabilidad del producto.
“Lo que estamos planteando es relacionar el manejo de la química del suelo y el ahorro detallado e inteligente de los recursos, con el fin de obtener un plus en la calidad de la taza. En esta tarea contaremos con el aporte del Laboratorio de Calidad e Innovación Agroalimentaria de la ECA-UNA, para de esta manera, unir lo cuantitativo de la química del suelo con lo cualitativo de las características sensoriales de la bebida, ofrecido bajo una modalidad de comercio electrónico”, explicó Ellen Sancho, académica de la ECA-UNA y coordinadora del proyecto.
En esta etapa el CAFÉ-UNA estrena un nuevo empaque, diseñado por Arturo Rodríguez Segura, egresado de la Escuela de Arte y Comunicación Visual (EACV-UNA). “Se refleja Heredia ciudad universitaria: con sus verdes montañas, y cafetales donde se produce el aromático café por manos de estudiantes, docentes y trabajadores de campo, unidos en un alto contenido de responsabilidad ambiental y social”.
Inicios
Café-UNA es un proyecto que se gestó en el 2004, como una iniciativa de la dirección de la Escuela para renovar las antiguas plantaciones de café de la finca Santa Lucía. Este compromiso implicaba el establecimiento de un área de café bajo un sistema orgánico. Este objetivo y la renovación completa de los cafetales, se logró cuatro años después.
En el 2011, se inicia la producción, beneficiado y torrefacción, con el fin de conocer el proceso de poscosecha y de autoabastecer a la Universidad en su demanda interna de café de calidad en oficinas y eventos, para ello para ello se firmó y se mantiene un convenio con el Instituto del Café (Icafe), el cual permitió el procesamiento anual de 110 fanegas, de manera ininterrumpida, hasta el comienzo de la pandemia.
“Los retos a vencer son el cambio en la agresividad de la roya de café, la alta susceptibilidad de la variedad caturra a la roya, los cambios de clima tan drásticos y la pandemia generada por la covid-19”, dijo Sancho.
Antes de la pandemia, el proyecto iniciaría un intercambio de experiencias productivas con los cafetaleros del cantón de Barva de Heredia, para indagar sobre los mecanismos de resiliencia más importantes que han permitido su sobrevivencia. Este objetivo se ve afectado con la pandemia, sin embargo, a finales del 2021, se logró completar un diagnóstico sobre la situación de los cafetaleros, analizando cada uno de los distritos para observar posibles diferencias en cuanto a las tendencias de avance y retroceso de la producción cafetalera, los procesos tecnológicos presentes y su relación con medidas de resiliencia que implementaron.