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País experimenta fuerte reactivación económica, pero se expone a riesgos


  • La situación fiscal de Costa Rica ha mejorado sensiblemente, producto particularmente del crecimiento de los ingresos, que están alcanzando niveles incluso mayores que los de 2019.

Si bien durante 2021 se reflejan en el país tasas de crecimiento que han permitido la recuperación en la caída económica provocada por la pandemia en 2020, para el próximo año se proyectan presiones en el precio de la energía y los costos del transporte, así como en la disponibilidad de los alimentos, a la que también se unen los efectos del cambio climático.

Lo anterior forma parte de los resultados de la conferencia de prensa: Situación de la economía costarricense: balance 2021 y perspectivas 2022, desarrollada por Greivin Salazar y Fernando Rodríguez, economistas del Observatorio Económico y Social (OES) de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA).

En cuanto a la situación económica durante 2021, Salazar indicó que en el caso de Costa Rica la recuperación fue importante desde el cierre del tercer trimestre del presente año, pero bastante desigual, con las empresas del régimen definitivo aun ligeramente por debajo del nivel pre pandémico, mientras que las empresas de regímenes especiales recuperaron su nivel de actividad pre pandémica desde octubre del 2020.

El economista del OES agregó que, por sectores de actividad, ocho mantienen un nivel de crecimiento por debajo del crecimiento general de la economía, mientras que siete sectores crecen por encima de ese nivel. Asimismo, cuatro sectores económicos mantienen un nivel de actividad por debajo del nivel pre pandémico: las actividades inmobiliarias (casi igual al nivel de febrero del 2020), transporte y almacenamiento, administración pública y servicios sociales, y alojamiento y servicios de comida.

Rodríguez aseveró que el crecimiento sostenido en los impuestos a ingresos y utilidades, así como el crecimiento en la recaudación del IVA, explican lo que está pasando con los ingresos. “Por el lado de los gastos, el gasto de capital se ha venido recuperando, pero se mantiene por debajo de los niveles alcanzados en el 2019, mientras que los intereses siguen creciendo a un ritmo sostenido”, comentó.

Ambos economistas sostienen que independientemente de la fortaleza de la recuperación, el planeta aún se enfrenta a los efectos directos de la pandemia, por los contagios que crecen, e indirectos por el impacto en mercados particulares. De ahí que las secuelas de la cuarta ola pandémica en Europa, hoy epicentro mundial de la enfermedad, son inciertos desde el punto de vista económico. “Estos factores están impulsando la inflación global y podrían afectar la capacidad de recuperación de las economías del mundo, incluyendo la nuestra”, recalcaron los especialistas de la UNA.

Entre buenas y malas

En relación con el empleo, Salazar manifestó que al cierre del tercer trimestre del 2021 faltaban por recuperar 114.527 puestos de trabajo que se perdieron debido a la pandemia, de este número 50.550 personas salieron del mercado y no han regresado, mientras 63.997 personas siguen desempleadas (buscando trabajo sin encontrarlo). En cuanto a la distribución de la recuperación del empleo, el formal ya alcanzó el nivel prepandemia, sin embargo, el informal todavía tiene por delante un importante trecho para ubicarse en prepandemia.

Sobre el desempleo, Salazar comentó que éste se sigue ensañando con las personas jóvenes, particularmente con las mujeres, lo que crea problemas para que grandes grupos de población puedan aprovechar el impulso de la recuperación económica que muestra el país. “Si bien Costa Rica avanza en una lenta recuperación del empleo, pero firme en el ámbito pre pandémico, mucho antes de la pandemia el desempleo ya era bastante alto, sin la mínima posibilidad de disminuir en la última década a niveles previos a la crisis económica global de 2008 y 2009”, mencionó Salazar.

Referente al sector externo la recuperación es clara, aunque también desigual con las empresas de regímenes especiales que levantaron rápidamente el crecimiento de sus exportaciones y sus importaciones, mientras que las empresas del régimen definitivo tardaron un poco más. No obstante, las exportaciones ya crecen a más de dos dígitos.

Entre tanto, el ingreso por concepto del turismo se mantiene muy por debajo de los niveles anteriores a la pandemia y aunque se reporta un mayor ingreso de turistas, todavía se está lejos de la recuperación plena del sector, lo que difícilmente suceda en 2022 (sobre todo considerando los efectos de la cuarta ola pandémica en el mundo desarrollado).

“Al ser el turismo la principal actividad generadora de divisas del país, es entendible que las reservas monetarias internacionales del Banco Central vengan en disminución, a pesar de la reducción de las compras de combustibles, las medidas sanitarias y la reducción de la movilidad”, subrayó Salazar.

En relación con la deuda pública, Rodríguez expresó que se mantiene el problema de su alto costo, que este año no tuvo tanto desahogo como el año pasado por la vía de créditos internacionales y cuya tasa promedio ponderada volvió a crecer en el 2021. Por esa razón, el OES-UNA mantiene la recomendación hecha semanas atrás, de buscar y concretar una colocación de eurobonos para el financiamiento del gobierno central en el corto plazo, para así aprovechar la ventana temporal de tasas bajas en los mercados internacionales que podría estar próxima a cerrarse.

En cuanto al gasto en intereses con respecto al Producto Interno Bruto (PIB), Rodríguez manifestó que este año alcanzaría 4,8% del PIB, siendo esta la partida de gasto de más rápido crecimiento de los últimos años. “Debido al auge de la economía y los mayores niveles de inflación, se prevé que la deuda del gobierno se reduzca ligeramente y así sería la primera vez que este indicador disminuye desde 2009”, dijo el economista.

A la vez, apuntó que la reducción en el costo del endeudamiento público debe convertirse en un objetivo principal de la política fiscal costarricense, aunque a la fecha aún está ausente del marco de medidas fiscales.

En cuanto a los macroprecios, la inflación interanual ha repuntado recientemente y se empiezan a manifestar algunas presiones en la evolución de los precios locales, máxime en los costos de producción que se reflejan en el índice de precios al productor industrial y el índice de precios de materias primas importadas.

De igual forma, las presiones sobre el tipo de cambio se mantienen, aún y cuando cedan por factores estacionales al cierre del 2021, lo que cambiaría al inicio de 2022, salvo que se tenga acceso a flujos de financiamiento externo como sucedió en 2020.

Ajustes y variaciones

Rodríguez, coordinador del OES-UNA, detalló que las amenazas primordiales a la evolución económica del país en el corto y mediano plazo provendrán de la capacidad de recuperación de los principales socios comerciales, sobre los que se ciernen importantes dudas, ante complicaciones asociadas al entorno internacional, sobre todo aquellas relacionadas con el aumento de precios, la disponibilidad de recursos energéticos y el abastecimiento de bienes.

“La contención excesiva del gasto ha reducido la capacidad de impulsar la economía por la vía de una mayor inversión pública, la cual podría impactar negativamente la prestación de servicios públicos en 2022, de la misma manera que el deterioro del talento humano repercutiría en la productividad nacional, debido a los problemas de incorporación al mercado de trabajo de jóvenes y mujeres, pero que además puede convertirse en un problema de largo plazo debido a la situación del sector educativo”, señaló Rodríguez.

El experto argumentó que en relación con las presiones inflacionarias que tiene el país a la vista, de aplicarse la regla para 2022 en esas condiciones, la brecha que se abriría en los presupuestos de las instituciones sería importante. De ahí que resulta urgente ajustar la regla a un entorno de grandes variaciones en el corto plazo, lo que no está previsto en la actual redacción de la norma. “Es importante someter la regla a una serie de ajustes que permita un crecimiento racional del gasto y que deje de ser un instrumento de reforma implícita del Estado, por ejemplo: si seguimos aplicando la regla fiscal al gasto en educación, éste podría bajar del 6% del PIB en el transcurso de la próxima década, en medio de los graves problemas existentes en el sistema educativo nacional”, manifestó Rodríguez.

En el caso de la regla fiscal, es importante tener claro que esta no se diseñó para aplicarse en un entorno de crisis, lo que podría complicar la recuperación económica del país al extender su aplicación a los gastos de capital en 2022.

Política y economía

Para el OES-UNA, estos deberían ser los 8 principales temas económicos de la próxima campaña electoral:

  1. Desarrollo productivo, reducción de la “dualidad económica” y generación de empleo (con énfasis en personas jóvenes).
  2. Revisión y mejora de la “regla fiscal”.
  3. Alcanzar la sostenibilidad fiscal sin competir con la recuperación económica.
  4. Reducción de la dependencia energética (menor uso de hidrocarburos en el transporte).
  5. Cierre de la brecha digital y fortalecimiento de la empleabilidad de las personas.
  6. Introducción de incentivos para la transición a una economía verde.
  7. Formalidad del empleo, valoración de las “contribuciones sociales” y transformación de las fuentes de financiamiento de los programas sociales.
  8. Impulso a la resiliencia y a la capacidad de adaptación al cambio climático.

Vídeo conferencia de prensa OES: https://youtu.be/CFI4JtHrWTM

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