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Actividad piñera: un doble filo entre éxito del crecimiento económico y los desafíos socioambientales

María José Herrera Madrigal (*)

Fiorella Salas Pinel (**)

La actividad piñera en Costa Rica ha experimentado un crecimiento impresionante desde la década de 1980, convirtiéndose en una de las principales fuentes de empleo en zonas rurales del país y un actor destacado en la economía local y global. Sin embargo, este resultado económico ha ido de la mano con desafíos significativos al enfrentar críticas sociales y ambientales que plantean preguntas sobre su futuro.

A pesar de diversos esfuerzos institucionales realizados por una serie de organizaciones, tanto públicas como privadas, destinados a mejorar los derechos de las personas trabajadoras y abordar cuestiones ambientales, la actividad piñera en Costa Rica, liderada en gran medida por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y en colaboración con la Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Piña (CANAPEP), se encuentra bajo escrutinio debido a temas sociales, laborales y de degradación ambiental. La efectividad de las sanciones contra las empresas involucradas ha sido objeto de cuestionamiento, y existe una percepción de falta de rastreo de los efectos negativos tanto en la salud de las y los trabajadores como en las comunidades locales; así como también en la precarización laboral a la que estos y estas se enfrentan.

De hecho, el auge de la producción de piña en el país, a pesar de sus beneficios económicos, ha suscitado preocupaciones sociales. Estas inquietudes se centran en condiciones laborales precarias, como contratos ambiguos y el aumento de "contratistas", lo que impacta la estabilidad laboral. La mayoría de las personas trabajadoras asociadas reciben salarios semanales basados en los días trabajados, sin garantías de salario mínimo o beneficios sociales. Además de los problemas laborales, surgen desafíos en salud y seguridad ocupacional debido a la exposición a agroquímicos y condiciones climáticas extremas. La contaminación del agua potable en algunas comunidades cercanas a las plantaciones de piña también ha afectado la salud y calidad de vida de los y las residentes. (Carazo, 2016)

De igual manera, el crecimiento de dicha actividad presenta preocupaciones ambientales debido a sus vínculos con diversos efectos negativos en el entorno natural y social. Estos, según la Universidad de Costa Rica (2018) incluyen la intensa utilización de productos químicos agrícolas, la deforestación y desafíos en la gestión de residuos. También, ha resultado en la erosión del suelo, la contaminación de fuentes de agua y la proliferación de plagas, lo que impacta la salud humana, calidad ambiental y la ganadería. Estos desafíos medioambientales afectan significativamente la capacidad económica y productiva del país, así como la salud y el entorno.

En virtud de lo anterior, la actividad piñera ha tenido un impacto significativo en varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con resultados variados. En términos positivos, la producción de piña ha contribuido al ODS 1, “Fin de la Pobreza”, al crear empleos en áreas rurales y elevar los ingresos de las comunidades locales. Esto también se relaciona con el ODS 8, “Trabajo decente y crecimiento económico”, con un impacto positivo en términos de empleo pleno y productivo, así como en el estímulo al crecimiento económico a través de sus exportaciones. Sin embargo, su influencia es ambivalente, ya que enfrenta desafíos como condiciones laborales precarias y problemas medioambientales como se indicó previamente, lo que dificulta el cumplimiento de los estándares de trabajo decente y sostenibilidad económica establecidos por este objetivo.

Asimismo, se ha respaldado el ODS 2, “Hambre Cero”, al ser una fuente de alimento y nutrición accesible. Esta contribución es particularmente relevante en un contexto en el que las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria están en aumento. Además, el crecimiento de la actividad ha impulsado el desarrollo de infraestructura relacionada con la producción, procesamiento y exportación de la piña, lo que concuerda con el ODS 9, “Industria, Innovación e Infraestructura”. Sin embargo, es importante señalar que aún existen desafíos pendientes en términos de innovación, particularmente en la mejora tecnológica de los fertilizantes y la gestión de residuos. Y a pesar de las afectaciones ambientales de la actividad, en algunas empresas piñeras han implementado prácticas de conservación y reforestación, lo que apoya el ODS 15, "Vida de Ecosistemas Terrestres".

Por otro lado, persisten desafíos que impactan de manera negativa en algunos de estos ODS. Por ejemplo, las condiciones laborales precarias y la exposición a agroquímicos afectan negativamente la salud y el bienestar de las personas trabajadoras en este sector, lo que contrarresta el ODS 3, "Salud y Bienestar". La contaminación del agua causada por la producción de piña plantea problemas de calidad del agua en las comunidades cercanas, lo que va en contra del ODS 6, "Agua Limpia y Saneamiento". La producción intensiva de piña a menudo implica el uso excesivo de agroquímicos y la generación de residuos, lo que desafía el ODS 12, "Producción y Consumo Responsables" y el ODS 15 “Vida de Ecosistemas Terrestres”. Asimismo, el cambio climático ha afectado negativamente la producción de piña, y también dificulta la consecución del ODS 13, "Acción por el Clima", representando así un impacto en doble vía. Estos desafíos deben ser abordados para mejorar la contribución de la actividad piñera a los ODS.

La lección clave de la situación actual de la actividad piñera costarricense es que el éxito económico no debe lograrse a expensas de la justicia social y la salud del planeta y de las personas; así el equilibrio es esencial para lograr el progreso sostenible. Y, la recomendación es clara -aunque no sencilla- el país y la actividad piñera deben asumir la responsabilidad, fortalecer las políticas, aplicar sanciones por incumplimientos y promover prácticas más sostenibles. De esta manera, la historia puede transformarse en un verdadero éxito en el que la piña, la sociedad y el medio ambiente prosperen en armonía. La piña costarricense tiene la oportunidad de convertirse en un modelo a seguir en términos de calidad y sostenibilidad, ofreciendo un ejemplo inspirador para el mundo.

(*) Estudiante Asistente SEPRODES, Escuela de Economía, UNA

(**) Académica SEPRODES, Escuela de Economía, UNA

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